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sábado, 22 de marzo de 2014

Elgar: The Kingdom

Como ya he comentado alguna vez, a las pocas semanas de estar aquí decidí apuntarme a un coro de la universidad. Estuve algún tiempo cantando en varios coros de Murcia y me gustó la experiencia, así que pensé que sería una buena manera de conocer gente maja y disfrutar de la música clásica. Vamos por partes...
 
Comenzando por la gente, creo que el coro es un buen ejemplo de las fuertes diferencias que he observado a menudo entre la forma de relacionarse socialmente aquí y en España. Después de cantar casi nueve años en tres coros diferentes de mi tierra, tenía claro que a los coros va gente que lo pasa bien no solamente cantando, sino también charlando o saliendo después con los demás compañeros. En los coros a los que pertenecí antes la gente se quedaba hablando tranquilamente al terminar los ensayos, se organizaban cenas y a menudo había algún viaje de fin de curso. Por eso me sorprendió que tras las primeras semanas me costase arrancarle a duras penas un saludo a la persona que había estado cantando a mi lado durante hora y media. Poco a poco me he ido convenciendo de que no es nada personal, sino simplemente que los ingleses tienen vidas más "compartimentalizadas" que las nuestras: en el coro, llegan puntuales y se marchan nada más terminar el ensayo, sin prisa pero sin pausa; en el trabajo, salen de pintas los viernes cuando alguien lo organiza, y con las mismas cada uno sigue con su vida. Y así sucesivamente. Los primeros meses no lo llevaba muy bien, y si la cosa ha ido mejorando ha sido porque mi estilo de vida es algo más "inglés" ahora, y sobre todo porque he ido encontrado gente con ganas de pasar tiempo conmigo "no solamente cuando toca, sino simplemente porque sí". Uno de ellos es el mexicano Alexandro, al que conocí precisamente cantando. Si antes comentaba que en general la experiencia en este coro no ha sido muy intensa socialmente, también es justo decir que Alexandro se ha convertido en mi mejor amigo aquí y que sólo por eso los cinco meses y medio de ensayo han merecido la pena. Pero pasemos a la segunda parte...
 
En el plano musical, la apuesta del coro no me ha decepcionado para nada. Hemos pasado todo este tiempo preparando una sola pieza: el oratorio para coro, orquesta y solistas El Reino, del compositor inglés Edward Elgar, que pone música a varios pasajes de la Biblia posteriores a la muerte de Jesucristo. A mí no me sonaba el nombre en absoluto, pero aquí Elgar es una celebridad, hasta el punto de que su rostro aparecía en los billetes de veinte libras. A medida que el concierto se acercaba y el coro empezaba a cantar algo parecido a lo que el maestro había escrito, Alexandro y yo terminamos dándole la razón a los ingleses. Sobre todo después de escuchar esta grabación en YouTube:
 
 
Y así llegamos a la semana pasada, cuando se acercaba definitivamente el día del único concierto de la temporada y tocaba montar las piezas. El martes tuvimos el primer ensayo conjunto con la orquesta, y el viernes se unieron tres de los solitas. Era la víspera del concierto, y el único consuelo que me quedó mientras daba vueltas inquieto en la cama fue que aún teníamos un último ensayo para tratar de pulir todos los errores y ofrecer al público una versión aceptable de una pieza tan bella. El sábado 15 estuve nervioso durante toda la mañana y me senté a comer sin hambre (cosa rara en mí, aunque una explicación alternativa es que las 12:15 no es la mejor hora para comer lentejas). El ensayo de la tarde fue tranquilizador (la siesta posterior también hizo su papel), y cuando salí al escenario me sentía afortunado por poder formar parte de un espectáculo así. Desde mi alejada posición detrás de la orquesta de más de 40 miembros y al final de un coro de más de 100, pude distinguir a Julian, mi supervisor del trabajo. La actuación tuvo momentos sublimes y, tomada en su conjunto, sonó mejor que cualquier ensayo previo, así que esa noche me acosté emocionado, satisfecho..., y agotado. En este link se pueden descargar los archivos de audio correspondientes a las cinco partes de nuestro concierto (solamente estarán disponibles hasta el 3 de abril):
 
 
Si queréis disfrutar de la obra, os aconsejo que pinchéis el enlace de YouTube, ya que es una grabación profesional y con músicos profesionales. Pero si tenéis curiosidad por escuchar algún trocito de nuestra versión, os recomiendo la Parte 3, que es la más pegadiza (?), y la Parte 5, que fue la que mejor sonó. Y nada más, ¡con la música a otra parte!
 

 

domingo, 9 de marzo de 2014

Tu cara me suena

La primavera está llegando a la ciudad, y nos ha sorprendido con el primer finde completamente soleado que recuerdo en mucho tiempo para celebrar mis primeros 6 meses aquí. La semana ha estado muy animada socialmente (y lo que queda), así que estos días no ha habido sesiones intensivas de guitarra ni tiempo para escribir relajadamente algo para el blog; como mucho, he sacado algún ratito para repasar las partituras del coro, ya que tenemos el concierto que llevamos meses preparando el próximo sábado y nos espera una semana de ensayos maratonianos con la orquesta. Pero bueno, seguro que acaba surgiendo el momento para volver aquí y contaros unas cuantas peripecias...
 
Mientras tanto, os dejo una anécdota. Se trata de la visita del presidente del Partido Popular Europeo a Dublín hace apenas unos días. No sé mucho acerca de tal partido, ni tampoco caí al ver el nombre del ponente. Pero esa cara..., ¿de qué me suena a mí esa cara?
 
Los idiomas, esa fuente inagotable de anécdotas...