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sábado, 31 de diciembre de 2016

Despidiendo el 2016

Creo que este año ha sido uno de los más bonitos de mi vida, así que he decidido hacer un sencillo ejercicio: escribir algunos recuerdos agradables de cada uno de los meses del año. Los resultados, más abajo, muestran que este año he viajado muchísimo, pero que sea donde sea, la mayoría de mis recuerdos preferidos están junto a mis seres queridos: mi familia, mi compañera y mis amigos.

ENERO
Lyndsey aterriza por primera vez en la Península Ibérica el día de Año Nuevo. Disfrutamos de un tiempo maravilloso, tanto que nuestra primera comida del año es una paella a la orilla de la playa en Santa Pola. Días después, es divertido ver cómo las barreras de idioma con mi familia se pueden saltar a base de sonrisas y achuchones. También está Emma, con su disfraz de Mamá Noel que habla por sí mismo.

De vuelta en Bristol, mi regalo de Navidad es un concierto de música clásica en Colston Hall. Las sinfonías de Mozart suenan como música celestial para mis oídos, tanto que me han acompañado durante muchas horas de trabajo a lo largo del año. Quizá influyera que el anterior concierto fueron Slipknots en Cardiff. ¿Adivináis cuál de los dos conciertos fue idea de Rich?

FEBRERO
Un fin de semana en Londres, que ya se echaba en falta. Allí nos esperan Dani, con muchas ganas de conocer a Lyndsey, y mi hermana Esther, que está visitando a unas amigas y es el gran motivo del viaje. Regreso al British Museum y a la National Gallery, donde admiramos uno de los ejemplares de Los Girasoles del gran Vincent Van Gogh. También probamos por primera vez Airbnb, una empresa basada en la confianza. La experiencia es tan buena que repetiremos en los viajes sucesivos.

Juego mi primera partida de snooker. Después de años viéndolo por televisión, le enseño a Lyndsey las reglas, y después ella me da una paliza. 

MARZO
Mi primer viaje de trabajo del año es un curso de formación en Birmingham. El número de proyectos en los que estoy involucrado ha crecido exponencialmente en poco más de un año, y este viaje supondrá un cambio en la forma de ver y organizar mi trabajo. Allí, los ponentes más prestigiosos son Julian y Wolfgang, que me invitará a visitarle en su ciudad natal unos meses más tarde.

Lyndsey da un concierto con su banda de soul en un pub de Bristol. Sentado junto a su madre y sus mejores amigos, es la despedida perfecta antes de volver a Murcia por Semana Santa. Allí, mi familia y amigos me esperan para disfrutar de las Fiestas de Primavera, el sol y otras bendiciones de nuestra tierra. 

ABRIL
Rich ha comprado entradas para ir a un concierto de tributo a Metallica. Es mi mejor amigo inglés, y cuando llega con casi dos horas de retraso (¿qué es eso de la puntualidad británica?), justo antes de la banda principal, tengo ganas de matarlo, pero va tan borracho que es imposible tomarle demasiado en serio. Hay vídeos memorables de esa noche, con este gigantón asustando a las mujeres de la sala (sin mala intención) y haciéndose amigo de todos los hombres, tanto que al final del concierto decidimos mantearlo.

Lyndsey y yo terminamos este mes con un precioso fin de semana en París. Allí nos espera una ciudad espectacular, llena de turistas ávidos como nosotros de explorar los museos y palacios y explorar una de las urbes más emblemáticas y cinematográficas del mundo. Y allí están también pasando el curso Ronaldo y Alba, con quienes compartimos una velada inolvidable en un restaurante con piano de Montmartre.

MAYO
A mitad de mes, Mark nos comunica que se irá a vivir a Oxford por trabajo. Junto con Alexandro, hemos formado un trío instrumental amateur y hemos pasado meses reuniéndonos para tocar y pasar un buen rato. El último ensayo es muy divertido y se convierte en ese concierto que nunca llegamos a dar (quizá fuera mejor así).

Este mes termina con otro viaje al Lake District, un precioso y enorme espacio natural al noroeste de Inglaterra. Lyndsey creció cerca de esta zona, así que es la guía perfecta para descubrir rincones encantadores y degustar algunas de las especialidades gastronómicas locales. ¿Quién dijo que en Gran Bretaña siempre se come mal? 

JUNIO
Viajo por trabajo a Maastricht, un agradable reencuentro con otro capítulo bonito de mi vida, al que le dediqué mi primer blog. Mis mejores amigos de aquella etapa, Brandon, Simon, Brad y Anthony, están entusiasmados de recibir fotos y anécdotas. En el día a día, me siento honrado de trabajar cara a cara de nuevo con Wolfgang, que se encarga de que no me falte de nada y me invita a cruzar la frontera para pasar unos días con él y su encantadora familia en Alemania. Y como solo hay vuelos directos desde Amsterdam, Lyndsey se anima a pasar por allí un fin de semana antes de regresar juntos. Allí nos espera otro de los ejemplares de Los Girasoles (hay cinco en total), esta vez en el Museo Van Gogh.

Esther viene a visitarme en Bristol un fin de semana. Son días muy especiales, ya que Lyndsey y yo hemos decidido irnos a vivir juntos y estamos de mudanza. Muchos amigos vienen a la barbacoa que hemos organizado como housewarming party. También está Kristina, que me abrió las puertas de su casa a mi llegada a Reino Unido y está feliz de bendecir nuestro nuevo hogar.

JULIO
Este mes hay dos congresos en Florencia y Mallorca. El primero será una oportunidad estupenda para aprender de algunos de los mejores especialistas en mi área, y llegamos con unos días de antelación para explorar la Toscana. El segundo será un reencuentro con muchos colegas a los que llevaba tiempo sin saludar. Se hace raro venir a España sin pasar por Murcia, pero nací en un país tan bonito que no me canso de seguir explorándolo a la mínima oportunidad.

Celebro mi cumpleaños en Rhossili Bay, al sur de Gales. Es una de las playas más bonitas que he visto jamás, y como hace buen día (eso aquí significa en verano sol y unos 20º), me zambullo en el Atlántico una vez más.

AGOSTO
Lyndsey también tiene pensada una aventura para celebrar su cumpleaños. Consiste un viaje a Bath..., ¡en bicicleta! Su madre viene a visitarnos esos días para pasar tiempo con nosotros y conocer lo que estamos convirtiendo en nuestro nuevo hogar. Bueno, y para llenarnos el frigorífico de productos frescos locales.

Y claro, en agosto también toca pasar un tiempo en La Manga, como cada verano de mi vida. Además de disfrutar de mi familia cada día, cruzo el Mar Menor para visitar a Juanma, justo antes de que regrese a la isla en la que los dos vivimos ahora. Bernardo, otro buen amigo que ha ampliado fronteras, cruza el Puerto de la Cadena para venir a pasar una tarde juntos. Y Lyndsey viene unos días para conocer nuestras playas y bañarse por primera vez en nuestro Mar Mediterráneo.

SEPTIEMBRE
El mes arranca con un fin de semana en Bridgnorth y Shrewsbury, dos pueblos de las Midlands inglesas que bien merecen una visita. Después del caluroso verano murciano, se agradece pasear unos días por la verde campiña en un ambiente de paz y sosiego.

Comienzo mi cuarto curso en Bristol con una sensación de arraigo desconocida hasta ahora. Me he ganado un sitio en el trabajo, y a la vuelta tengo alguien que me espera y con quien estoy pasando una etapa inolvidable. Tenemos un grupo de amigos a los que vemos con frecuencia, y seguimos planeando visitas a nuestras ciudades de nacimiento donde nuestros padres nos reciben con los brazos abiertos.

OCTUBRE
Viajo por trabajo a Madrid, ciudad que llevaba mucho tiempo sin visitar. Siento que he crecido como profesional y es muy bonito participar en la dinámica de las universidades españolas en calidad de especialista.

En Bristol, Miguel se ha convertido en mi compañero de gimnasio. Para él también es una año muy especial, ya que acaba de cumplir 40 y hemos hecho una colecta en el departamento para pagarle un viaje a su Chile natal por Navidad, cuatro años después de su última visita.

NOVIEMBRE
El mes comienza con un congreso en Viena. Lyndsey viene conmigo para cerrar nuestra particular gira europea, y también llegamos antes para disfrutar de los mercados de la ciudad, que son un auténtico cruce de civilizaciones; de la tradición de música clásica de la ciudad, con Mozart como máximo exponente; y de la delicia de pasear por una ciudad señorial y llena de buenos restaurantes.

A la vuelta, hago un esfuerzo para visitar a Brandon y Simon en Dublín. Mis amigos canadienses tienen muchas cosas que contarme y alguna broma para darme la bienvenida. Es nuestra primera visita en la isla, a pesar de que Brandon tiene pasaporte irlandés por sus antepasados. La ciudad nos espera con un aire solemne - se cumplen 100 años de la independencia del Reino Unido - y con ese ambiente único de los pubs de esta zona, que bien merecen un brindis con Guinness.

Mientras tanto, sigo con atención los movimientos de mis amigos. Álex ha vuelto de China, después de año y medio. Bernardo sigue en Alemania, creciendo profesionalmente cada año, al igual que Lucía en Australia. Ronaldo se ha ido a Senegal para terminar su máster en estudios africanos. Juanma se está asentando en una zona distinta de Gran Bretaña. Y otros, como Jorge, Mario y Jesús, salen adelante en Murcia. Estoy deseando verles a todos por Navidad.

DICIEMBRE
Lyndsey y yo pasamos nuestro particular día de Navidad en York, una ciudad del norte que está muy bonita por estas fechas. Me han invitado a muchas cenas de Navidad en Bristol, y la que más ilusión me hace es la de mis antiguos compañeros de piso.

De vuelta en Murcia, es emocionante comprobar cómo Emma, a la que este verano llevábamos en brazos de un sitio a otro, ya corretea por todos lados manteniendo ocupados a todos los adultos que hay a su alrededor. Los demás están bien, aunque las inundaciones le han causado a Pedro unas Navidades con el brazo en cabestrillo. Son días alegres, llenos de puestas al día con amigos y compañeros a los que llevaba tiempo sin ver. Es interesante escuchar las historias que cada uno trae, y ver cómo todos vamos saliendo adelante por distintos caminos. Nadie tiene una vida perfecta, pero todos tenemos lo suficiente para ser felices.

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Y en Murcia sigo, a punto de despedir el año y de regresar a Gran Bretaña. Me siento afortunado por haberme criado en esta tierra, a la que siempre tengo ganas de volver, aunque sea de visita. Y también, después de un año de noticias políticas inesperadas donde la inmigración es cada vez un asunto más polémico y problemático, me gusta pertenecer a ese enorme grupo de valientes que cruzan fronteras para encontrar lo que no nos pudieron ofrecer en nuestros países de origen.

Feliz 2017 a todos y todas.

martes, 25 de octubre de 2016

viernes, 21 de octubre de 2016

Las dos caras de la moneda

Han pasado varios meses, y durante este tiempo he salido varias veces del Reino Unido. Eso incluye tres visitas a España, aunque dos de ellas fueron viajes de trabajo y solamente en verano pude regresar a Murcia para disfrutar de unas vacaciones en mi tierra y con mi gente. Y una pregunta sale a escena cada vez que salgo de viaje, e incluso a veces cuando algún amigo que no vive en Reino Unido me escribe para saludar: ¿qué pasa con el Brexit? Nadie tiene una respuesta clara y satisfactoria a esta pregunta, pero sí que he encontrado algunas ideas interesantes acerca de lo que ha pasado, lo que está pasando, y lo que se avecina...

Comenzando por el pasado, uno de los fenómenos más curiosos que he encontrado últimamente es este gráfico del Financial Times en el que se pone en relación la proporción de votantes que apoyaron "Leave" con la cantidad de fondos que reciben de la Unión Europea. A simple vista, parece que hay una asociación, y el sentido de esa asociación es bastante sorprendente: las regiones de Reino Unido que apoyaron la salida de la Unión Europea con más entusiasmo son las que reciben más fondos de la UE. Que cada cual saque sus conclusiones...

¿Qué está pasando ahora? Pues de momento, hay más revuelo que otra cosa. Uno de los pocos hechos reales es que a día de hoy la libra vale menos que hace cuatro meses en relación a la mayoría de divisas internacionales, lo cual es bueno para unos y malo para otros. Para Roy, mi amigo holandés y compañero de despacho que viaja cada fin de semana a Ámsterdam a visitar a su pareja, esto equivale a una "bajada de sueldo", en sus propias palabras; todo lo contrario que Matt, otro compañero australiano que trabaja en mi centro y que, al cobrar en dólares australianos, nos cuenta que su dinero aquí de repente vale más que antes.

¿Y cómo están los ánimos? Pues removidos. Desde la universidad nos mandan cada dos semanas un "avance informativo" que se resume en muchas reuniones con muchas entidades y ninguna conclusión ni respuesta útil. De vez en cuando hay alguna cascada de e-mails con experiencias de cosas que están cambiando para mal, como una compañera que nos contaba que en el colegio de sus hijas estaban elaborando una lista de alumnos extranjeros porque así se lo habían pedido "desde arriba". Y esta semana ha habido otro revuelo, ya que han llegado un pequeño grupo de refugiados menores de edad a Reino Unido y algunas reacciones han estado por debajo de lo que yo esperaría de otros seres humanos. El ex-futbolista inglés y comentarista deportivo de la BBC Gary Lineker, ha condenado abiertamente estas reacciones, y ello ha iniciado una triste batalla mediática que está resumida en castellano aquí. En fin, que vienen revueltas las aguas por aquí...

¿Y qué es lo que nos espera en Reino Unido y alrededores? Pues nadie lo sabe muy bien, y por eso he dejado de recomendarle a mis amigos y conocidos españoles con intenciones de emigrar que busquen trabajo en este país. Se ha anunciado que la salida de la UE se hará oficial en 2019, y para entonces creo que estaré en una mejor posición para decidir cuál es el mejor sitio para mí. Se habla de un "Brexit blando", que consistiría en mantener una relación muy cercana con la UE sin cambios drásticos, y se cita a Noruega como ejemplo a seguir. También se habla de "Brexit duro", que supondría el fin del libre comercio y la libre circulación de personas entre Reino Unido y "ultramar", tal y como algunos llaman al resto de países. De aquí a 2019 yo ya habría cumplido cinco años como residente y estaría en condiciones de solicitar el pasaporte, y a nivel laboral ya me han sugerido que incluso en el peor escenario no debería haber problema para mantener a gente con mi nivel de cualificación. Eso sí, Kristina se ríe cuando me comenta que si hay Brexit duro y decido quedarme, me va a tocar cantar el "God save the Queen". Mejor no pensarlo...

jueves, 30 de junio de 2016

Brexit: precedentes y primeras reacciones

El pasado 23 de junio tuvo lugar un referendum en el que los británicos votaron por la permanencia (remain) o salida (leave) de la Unión Europea (UE) por parte del Reino Unido. Aunque yo no tenía derecho a participar, obviamente he seguido con interés los acontecimientos, y he mantenido varias conversaciones con personas que abiertamente han expresado su postura. Aquí va un pequeño resumen…
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LEAVE
  • Chris tiene unos 45 años y viaja frecuentemente a España; de hecho, lo conocí durante un vuelo de Murcia a Bristol a principios de abril. Al poco de iniciar una de esas conversaciones rutinarias entre personas que han caído en asientos contiguos (qué te trae por Murcia, y tú qué haces en Bristol donde llueve tanto, etc.), Chris sacó el tema y me dijo abiertamente que él ya había decidido votar leave. A Chris le incomoda el férreo control de los alemanes en la UE, e incluso bromea con que “no les ganamos dos Guerras Mundiales para que nos terminen dominando”. También es de los que piensa que el Reino Unido pierde dinero perteneciendo a la UE, y le ilusiona la promesa de Boris Johnson de destinar 350 millones de libras semanales a reforzar el NHS (sistema sanitario público en Reino Unido). Aunque esa promesa se ha demostrado falsa posteriormente, es bastante probable que Chris haya mantenido su voto…
    http://www.bbc.co.uk/news/uk-politics-eu-referendum-36040060
  • Toby es un profesor universitario de unos 65 años. En contraste con la mayoría de los mortales, que tenemos un bono de saludos ilimitado, parece que él es de tarjeta, así que tiene que racionar los suyos y no se puede permitir el lujo de dar siempre los buenos días, incluso cuando se trata de contestar a alguien que se los acaba de desear. Sin embargo, el pasado viernes Toby era un hombre feliz, y no solamente me dio los buenos días, sino que incluso me demostró la perfecta blancura de sus dientes, ya que casi por primera vez en años le vi sonreír. Toby suspiraba nostálgicamente mientras se dirigía a los seres humanos que teníamos el privilegio de oír su voz, y nos contaba aliviado que las cosas “volverían a ser como habían sido siempre”. También me preguntó, chasqueando la lengua con satisfacción, si pensaba que los franceses y los alemanes tendrían que replantearse ahora el futuro de la UE y reflexionar sobre su forma de actuar durante los únicos años. Las ojos de Toby, que brillaban como los de un niño desenvolviendo los regalos de Papá Noel, se oscurecieron algo cuando añadí a los americanos a la conversación, opinando que muchos votantes republicanos estarían contentos de ver a una Europa más endeble y a un Reino Unido más aislado. Luego me sentí un poco mal por Toby, el pobre no tiene la oportunidad de ser feliz todos los días…
    Vale, Toby y yo no somos grandes amigos, pero aquí os dejo un ejemplo completamente distinto…
  • Jan es una de mis compañeras de despacho favoritas. Es una mujer afable y cariñosa de unos 60 años que me trata como a uno de sus hijos. A mí me recuerda a mi verdadera madre en algunos aspectos, y durante mi primera etapa (la más difícil) en este país, ella era una de las personas con las que me acercaba a hablar cuando me sentía solo o triste. Es vecina de Kristina en Sea Mills, así que me llevó varias veces a casa durante el tiempo que estuve viviendo allí. Aunque ha pasado ya algún tiempo, hemos mantenido una relación cercana, y hoy mismo hemos salido a comer juntos para ponernos al día y hablar de todo, incluso de las decepciones futbolísticas de la semana. Hoy Jan sentía la necesidad de sincerarse conmigo acerca de su voto, así que he escuchado sus motivos con interés (después del shock inicial). Igual que en los casos anteriores, Jan no está de acuerdo con muchas de las decisiones que se han tomado en la UE durante los últimos años, aunque en su caso lo que más la ha decepcionado ha sido el trato a los países mediterráneos durante la crisis económica. Dicho esto, Jan se ha mostrado (como casi todos) sorprendida con el resultado de la votación, me ha confesado su incertidumbre en el momento de votar, y después me ha insistido varias veces en que espera y desea que el resultado no me afecte negativamente. Jan se sentía culpable por mí, así que yo la he tranquilizado diciéndole que lo más probable es que los cambios por lo que a mí respecta sean mínimos, sobre todo a corto plazo, y que en todo caso ya me he visto antes en situaciones difíciles donde al final los cambios han traído cosas buenas. Y después, para darle un toque picante a la conversación, le he hecho saber que muy probablemente ha votado lo mismo que Toby. Y claro, se ha mosqueado…
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REMAIN
La lista de todas las personas que conozco que han votado remain sería interminable, ya que vivo en un contexto favorable a esta opción (el 60% en Bristol y el 90% del personal universitario con derecho a voto en Reino Unido). En el trabajo, varios de mis compañeros no británicos con derecho a voto (irlandeses o personas que con pasaporte británico) hicieron pública su intención – lógica por otra parte – antes del referendum. Y el día después, la mayoría de los locales se mostraban aturdidos y decepcionados en menor o mayor medida: Julian se lamentaba por lo caros que le van a salir sus próximos viajes a “Europa”, Roz me dio un abrazo el mismo viernes deseando que las cosas cambiaran los menos posible, e incluso el director del departamento se disculpó en nombre de “su puto país”.
Fuera del trabajo, en Bristol han aparecido pintadas y carteles a favor de la unidad, y se han organizado varias marchas pacíficas de protesta por el resultado de la votación y las consecuencias que podría acarrear. Mi muro de Facebook se ha llenado de lamentos y reproches a los que no fueron a votar pudiendo hacerlo, y varios de los británicos con los que he vivido los últimos años han hecho público que ellos y ellas votaron remain. Y Lyndsey también votó remain, e incluso hizo campaña entre su familia y amigos...
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En esta entrada me he centrado en describir a los votantes del leave, aunque a algunos de los que votaron remain ya los conocéis si habéis seguido el blog durante estos casi tres años. Y en cuanto a Lyndsey, si no habéis oído hablar de ella significa que llevamos mucho, mucho tiempo sin vernos en persona… En cualquier caso, en estos días en los que van apareciendo noticias acerca de brotes de racismo en Reino Unido y crispación política en Bruselas, quería contaros cómo me afecta a mí todo esto: de momento, la principal consecuencia del Brexit es que me ha dado una oportunidad para poner al día el blog, que ya tenía falta.

 

 

martes, 12 de abril de 2016

Traductor murciano

¿Qué tal estáis? Por aquí, el tiempo va pasando y yo sigo en Reino Unido. Esta mañana hablaba con una compañera de trabajo gallega de que vinimos aquí con un contrato temporal y la cosa parece que se va alargando. En mi caso, mi contrato acababa en junio y ya me han renovado, y en España no veo oportunidades para poder volver por ahora, y a ella le pasa igual. Ninguno de los dos nos quejamos, ya que aquí estamos a gusto con el trabajo y sentimos que nos tratan bien. Y fuera del trabajo, ella se vino con su novio desde España, y yo he encontrado aquí a la mía, así que disfrutamos de la vida en Bristol, que es una ciudad con mucho encanto a pesar de la (merecida) mala fama del clima británico.

En esta entrada aprovecho para saludar a mis paisanos y paisanas de Murcia, pero está dedicada, con mucho cariño, a todos aquellos de otros lugares que alguna vez lo han pasado mal con las peculiaridades de la forma de hablar que hemos ido desarrollando a lo largo de los siglos en ese precioso rincón del sureste español. Sí, tal y como reza el título, ya existe un traductor murciano. Aquí tenéis el enlace. ¡A disfrutarlo, pijo!

lunes, 14 de marzo de 2016

Antes de Semana Santa

Dos años y medio más tarde, puedo decir sin dudarlo que mi experiencia en esta ciudad ha ido mejorando de forma consistente, añadiendo personas cada vez más especiales en mi vida y retos cada vez mayores en el trabajo; y al mismo tiempo, me las he arreglado para seguir en contacto con ese pequeño grupo de personas que entraron en mi vida poquito a poco, sin hacer mucho ruido, pero que llegaron para quedarse. Dejando al margen a mis compañeros de trabajo, los primeros de esa reducida lista son Kristina y Alex. La semana pasada fui a verlos para cenar, y Alex me enseñó entusiasmado sus progresos en la guitarra tocando - ahora sí - Smoke on the water. A sus tiernos seis añitos, él ya tiene claro que no quiere dejarse el pelo largo como los músicos de Deep Purple porque "eso es de hippies". Y como su mamá lo mandó a la cama temprano para poder tener una conversación tranquila y adulta (en realidad, es la única manera de conseguirlo), me dio las buenas noches y después le arrancó a Kristina la promesa de que volveríamos a visitarle pronto y en una noche en la que él pudiera acostarse tarde...

También sigo en contacto con mi amigo Richard, que hace unas semanas dejó de ser mi compañero de piso para mudarse a su nueva casa. Este sábado fuimos juntos a un pub para ver el partido de rugby que enfrentaba a Inglaterra y Gales, y que ha resultado decisivo para que los primeros se proclamen campeones del torneo Seis Naciones por primera vez desde que yo sigo este deporte. Rich me cuenta que lo que más echa de menos de compartir piso es compartir tareas, ya que ahora le toca hacerlo todo a él. Dice que se las arregla para seguir en contacto con la gente a pesar de haberse mudado a las afueras, y le entusiasma saber que hace unos días jugué mi primera partida de snooker, y que me gustó la experiencia a pesar de que fui vapuleado. Es lo que pasa cuando te juntas con locales y pruebas sus costumbres, claro...

Otros que siguen en escena son mis amigos latinos Alexandro y Miguel. El primero está a solo unos meses de concluir su doctorado, si todo va bien, y él y su novia parecen decididos a prolongar su experiencia lejos de México, quizá aquí o quizá en otro país. Miguel tampoco tiene prisa por regresar a Chile, y más que preocuparse por su futuro se dedica a organizar el mío con la mejor intención y en las situaciones más inesperadas, mientras yo suspiro y recuerdo aquello de que hay que tener paciencia con los amigos.

Al margen de esta pequeña puesta al día de algunos de los personajes que ya conocéis por este blog, lo que hoy me empujó a escribir una entrada ha sido un análisis sociológico que he encontrado en El País, y que me ha parecido tremendamente acertado e inspirador. Podéis consultarlo aquí. En él se habla de la crisis económica en España desde una perspectiva inusual; en concreto, el autor ensalza los valores de nuestra sociedad en tiempos tan adversos, y cómo el país va saliendo adelante a pesar de la falta de ética de nuestros políticos y de las dificultades por las que muchas familias han atravesado últimamente. A diferencia de otros países europeos en los que el rechazo a los inmigrantes ha ido en aumento, parece que en nuestro país hemos encontrado otras formas de afrontar el conflicto sin recurrir al odio. Una de esas vías, claro, ha sido la emigración masiva de jóvenes cualificados a países con mejores perspectivas laborales. Aquí tenéis uno.

Y como estamos ya llegando a la Semana Santa, aprovecho esta ocasión para deciros a los murcianos que dentro de poquito estaré de nuevo visitando mi tierra, así que..., ¡avisados estáis!

jueves, 25 de febrero de 2016

Tercer invierno

Otro invierno que comienza a despedirse lentamente de los bristolianos, de los que crecieron aquí y de los que llegamos más tarde. Para mí es ya el tercero, y por ahora sigo sin haber visto la ciudad cubierta de nieve. Los lugareños me aseguran que es mejor así, que las carreteras y los vehículos no están preparados para esas eventualidades y que una nevada de unas pocas horas causa caos y desorden durante días. A falta de nieve, sí que hemos tenido lluvia, viento, frío y, de cuando en cuando, algunos días de sol, en los que yo siempre he encontrado alguna excusa para pasar el día al aire libre en buena compañía, o al menos para acurrucarme cerca de alguna ventana en mi edificio de trabajo, mientras los ingleses paseaban junto a mí con una sonrisa de comprensión y una mirada que susurraba algo así como: "ay, este Jose, que no se acostumbra a vivir sin sol".

¿Se puede disfrutar de la naturaleza británica en invierno? Yo diría que sí: los paisajes lucen completamente distintos, con algunos árboles completamente desnudos durante unas pocas semanas, y poco a poco algunas hojas y flores brotando cada día mientras cada vez más pájaros se van dejando oír. Eso también es bonito de contemplar. Aunque, sin duda, el mayor descubrimiento en esa faceta ha sido la exposición Wildlife Photographer of the Year, promovida por el Museo de Historia Natural de Londres y repleta de imágenes en las que los fotógrafos supieron combinar su arte con las maravillas naturales de nuestro planeta, algunas de ellas en serio peligro de extinción o destrucción. La exposición con las 100 mejores fotografías del último año llegó a Bristol hace varias semanas, y la visita sin duda mereció la pena. Podéis ver todas las imágenes aquí. Comprobaréis que hay capturas de todo el mundo, y que España está muy bien representada, incluso mi querido Mar Menor. ¡Que las disfrutéis!