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sábado, 31 de mayo de 2014

Visitando Escocia y, claro, la Décima

Hoy ha sido uno de esos días de suerte en los que he coincidido con buena gente al bajar al comedor del mi centro de trabajo. Les contaba que tengo la sensación de que mi vida aquí hasta hace poco más de un mes se ha parecido bastante a la hibernación de los osos, mientras que ahora se me juntan viajes, visitas (este finde también viene gente) y planes al aire libre en una ciudad con cada vez más horas de luz y a veces hasta buen tiempo; y yo voy haciendo malabarismos con todo, ya que la carga de trabajo también va aumentando conforme voy aprendiendo cosas nuevas. Así que, una vez que he descubierto esta parte de la vida en Reino Unido, y dado que la experiencia profesional aquí está respondiendo a mis expectativas, ya me va gustando más la idea de pasar aquí una temporada...
 
El finde pasado me tocó visitar a mi amigo Juanma, otro investigador murciano emigrado que trabaja en Dundee. Yo conocía la ciudad por el equipo de fútbol (para que luego digan que no se aprende nada viendo deportes), pero Juanma me contó también que de allí partió la primera expedición hacia el Polo Sur, y que aún se conserva el barco que transportó a los tripulantes, el Discovery. Como yo, pude comprobar que mi amigo también se las ha arreglado para rodearse de gente maja en su nueva ciudad.

  

Sin embargo, la mayor parte del viaje transcurrió en Glasgow, que es una ciudad donde según parece pasan muchas cosas y no todas buenas. Yo llegué el primero al hotel sin saber nada de esto, aunque luego eché en falta algún aviso en Google Maps del tipo "esta es la ruta más corta, pero el riesgo de apuñalamiento se quintuplica a la vista de los sucesos de las últimas semanas". En realidad, el motivo de nuestra estancia allí era una actividad llamada Go Ape (hazte macaco), que consistía en tirolinas y actividades de todo tipo subidos a los árboles. Yo no estaba preocupado por la altura, ya que estábamos bien sujetos en todo momento. Tampoco me preocupaban los mosquitos, a pesar de que aún tengo marcas de las picaduras. Lo único que me inquietaba seriamente era la hora de comienzo: sábado a las 5 de la tarde...
 
Y aquí llega mi historia de cómo vi la Décima. Tarde, en primer lugar, ya que para cuando terminamos de subirnos a los árboles y encontramos un pub en el pueblo (el único, tal vez), estaba a punto de comenzar la segunda parte. Juanma y James, inmunes a la pasión futbolística, habían accedido a acompañarme al pub para ver el resto del partido. Unas señoras locales que estaban sentadas a mi izquierda me identificaron rápidamente como español y aprovecharon para practicar conmigo un poco de vocabulario, lo cual me ayudaba a ignorar el hecho de que el final se iba acercando y el Real no conseguía marcar. Al poco comenzó a hablarme el tipo de mi derecha, que se presentó como Danny y, como la mayoría de escoceses a los que pude tratar, me pareció un tipo encantador al que tenía serias dificultades para entender. Juanma, que lleva un año viviendo en Escocia, se divertía con la escena y se acercó para susurrarme al oído que le encantaría poder ponerle subtítulos al tío con el que estaba hablando. Eso no fue óbice para que, con el gol del empate, nos fundiéramos en un fraternal abrazo de alivio. En la prórroga, mientras yo me comía las uñas, Danny, que iba bastante borracho, me contaba que había visto en directo al Real ganando su novena Champions en Glasgow. Incluso tenía tiempo para probar suerte con las mozas que pasaban por su lado de forma tosca y directa, recibiendo a cambio algo parecido al mal de ojo. La poca receptividad de las féminas del lugar se compensó con las alegrías futbolísticas de la prórroga, que las hubo, así que yo me llevé todos los abrazos esa noche antes de convidar con un buen whisky escocés a mis amigos.
 
No es más que un juego para entretener, pero el fútbol levanta pasiones capaces de unir a los desconocidos y de dar motivos para celebrar de vez en cuando. También genera disputas, yo diría que menos, y a veces da disgustos, pero a mí se me olvidan pronto. Y sí, cuesta mucho dinero, y eso ya es más difícil de defender en los tiempos que corren... Pero a pesar de todo, yo espero con muchas ganas el comienzo de la competición más importante del fútbol, y quizá de cualquier deporte: la Copa del Mundo. Ahora vienen por delante varias semanas para pasarlo bien, sea cual sea el resultado. ¡A disfrutarlas!
 


martes, 20 de mayo de 2014

Visita, elecciones y la vida por aquí

Este finde vinieron a visitarme varios amigos de Londres, quizá la ciudad con más atracciones turísticas de toda Europa. Eso me motivó a preparar una buena agenda de sábado y domingo, tanto que mis invitados se quedaron prendados de esta ciudad que tan bien me ha acogido desde mi llegada. Bueno, no todo el mérito es mío; las temperaturas por encima de 20º y el sol sin atisbo de nubes en todo el fin de semana también hicieron su parte. Os dejo esta foto como prueba..., bueno, y también porque me hizo gracia la cara de Dani mientras hace un selfie. Además de pasear e hidratarnos bien todo el día (ya me entendéis), también conseguimos llevar a cabo la hazaña de encontrar un bar donde ver el Barça-Atlético, que se jugaba a la misma hora que la final de la Copa inglesa. El ambiente no defraudó, y como todos éramos rojiblancos aquel día, salimos muy contentos. Enhorabuena al Atleti por volver a ganar la Liga 18 años después y demostrar que el deporte es algo más que un negocio donde siempre ganan los ricos. Ahora falta la Champions, donde gane quien gane creo que saldré contento. Como madridista, recuerdo con ilusión la última Copa de Europa que el Real levantó en Glasgow hace 12 años. Y es precisamente allí donde iré este finde, para visitar a mi amigo Juanma y completar este trepidante mes de mayo... 
 
Como sabéis, esta semana tenemos las Elecciones Europeas. Como me censé nada más llegar aquí, a mí me ha llegado la papeleta para votar en Reino Unido, y eso es lo que haré. Aquí las encuestas dan por ahora como favorito al Partido Británico de la Independencia (UKIP), que está a favor de que el Reino Unido salga de la Unión Europea. Yo he decidido que votaré a los liberal-demócratas, que son el único partido que se atreve abiertamente a defender la idea de que un Reino Unido dentro de la UE sigue siendo la mejor solución para ambas partes. Como emigrante europeo trabajando en UK, supongo que es una postura fácil de entender. Además, el otro día me di cuenta de que nunca he votado a un partido que haya acabado ganando las elecciones, y parece que ésta es una buena forma de continuar la tradición... Mi dirección en el registro sigue siendo la de Sea Mills, así que otro aliciente para ir a votar es el de ver de nuevo a Kristina y Alex. La última vez que los vi fue a la vuelta de mis vacaciones de Semana Santa. Había una fiesta con hinchables en el barrio y Alex me saludó con la cara pintada de mono, dedicándose después a hacer toda clase de diabluras mientras Kristina y yo nos poníamos al día. Estaba tan revoltoso que se perdió entre la multitud y nos tocó separarnos para buscarlo. Yo lo encontré primero, y me cogió la manita con cara de niño bueno para que lo llevara con su mamá...
 
Aparte de ellos, mi amigo y antiguo compañero de coro Alexandro se ha mudado a mi nuevo barrio con un compatriota que acaba de llegar al país, así que ahora es más fácil vernos. Al que veo casi todos los días en el trabajo es a mi compañero George, con quien a veces me voy a tomar un "café en español". Nosotros lo llamamos así, aunque en realidad es una excusa para pasar un buen rato juntos mientras repasamos algo de vocabulario y él se arranca con alguna frase en mi lengua materna. Ni siquiera encontramos un hueco todas las semanas, pero se está corriendo la voz y cada vez hay más gente que me pide que los avise para venir con nosotros a practicar. Y en casa tengo a Richard. Siempre encontramos algún rato durante la semana para adueñarnos del salón a ver deportes mientras hablamos de todo un poco. Hace unas semanas mejoré mis conocimientos sobre snooker viendo el Campeonato Mundial con él; el viernes por la noche disfrutamos de un partido de tenis en el que los dos apoyábamos fervientemente a Rafa Nadal, yo por ser mi deportista favorito y él por un odio visceral al rival de ese día (Andy Murray, escocés, jeje). Y hoy me saludaba aliviado diciendo que finalmente podrá ver entera la carrera de Fórmula 1 del próximo domingo. Si sale más tarde es posible que tenga que ir de pie en el tren hasta Londres, pero para él merece la pena con tal de no perderse el Gran Premio de Mónaco...
 
 


viernes, 16 de mayo de 2014

Ronaldo, Lisboa y el fútbol

Este finde fui a Lisboa a visitar a mi amigo Ronaldo. Él ya me visitó en Murcia apenas unos días antes de comenzar la era bristoliana, y pronto formará parte también de mi aventura por aquí, ya que se viene a buscar trabajo este verano. Conociéndolo, estoy seguro de que lo encontrará. Apareció por primera vez en mi vida hace dos años, cuando estábamos los dos estudiando en Bélgica durante unos meses. Yo había aterrizado en el país apenas unas horas antes, y al escuchar mi acento español en la sala de espera del servicio de alojamiento, se levantó con los brazos abiertos y una amplia sonrisa mientras se presentaba como "mi hermano portugués". Ronaldo tiene una forma de ser que no deja indiferente a nadie. Es capaz de hablar de historia con la pasión y el detalle de mi paisano Arturo Pérez Reverte, y también de mostrar la actitud ante la vida de Santiago Segura en El Gran Vázquez. Esa mezcla ha resultado en un finde muy entretenido, en el que hemos terminado conociendo y charlando con gente en casi todas partes. Suelen decirnos que somos muy distintos, pero desde que nos conocimos nos tratamos con cariño y respeto mutuo, lo cual suele ser una garantía para que la gente se lleve bien. Podría contaros muchas anécdotas, pero me quedaré con la de una china a la que conocimos en Sintra y que unos minutos después nos decía: "pensaba que los portugueses eran reservados y que los españoles estaban locos, pero ahora pienso que es justo al revés".
 
Ahora que ya os he presentado a Ronaldo, pasaré al segundo objetivo de la entrada: ¡que vayáis todos y todas a Lisboa, que está aquí al lado y es preciosa! Sé que es una obviedad, pero nunca había estado en un país tan parecido a España como Portugal. Y como a mí me encanta España, y más ahora que se ha convertido en mi lugar de vacaciones, pues pasé un finde estupendo en el país vecino. Aquí os dejo algunas fotos...
 
 
 







Para terminar, hoy toca hablar un poco de fútbol. ¡Qué año tan bonito para los amantes de este deporte! Siempre habrá unos más de acuerdo que otros con esto, claro, pero lo cierto es que no es habitual vivir un final de liga tan apretado como el de este año en Inglaterra y en España. Los españoles tenemos reciente la alegría de ver al Sevilla campeón de la Europa League, y de fondo está ese derby madrileño en la final de la Champions League. Y entre ellos, los seguidores del Real Madrid, al que siempre se le dieron mal los equipos alemanes, hemos disfrutado viendo cómo caían en cada ronda el Schalke 04, el Borussia Dortmund y el Bayern de Múnich. Algunas victorias fueron tan contundentes que se me ocurre que los nombres adecuados serían Schalke 16 y Bayern 04. Ahora el Madrid puede ganar la Décima, y enfrente estará ese Atlético heroico capaz de hacer frente a los mejores con un presupuesto mucho más bajo. La pena es que solamente puede ganar uno... Aproveché el viaje a Lisboa para visitar el (¡rojiblanco!) estadio del Benfica, donde se jugará ese partidazo. Y antes de eso, otra verdadera final para decidir quién se lleva la Liga. Y en unas semanas, el debut de España en el Mundial... Buena perspectiva, y más aún porque podré ver todos esos partidos con buenos amigos o familiares españoles a mi lado. Para empezar, este finde viene de visita el londinense Dani. Habrá que tratarlo bien, para hacer honor a lo que Ronaldo denominó "hospitalidad ibérica". Me gusta el término, sí señor...