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jueves, 30 de junio de 2016

Brexit: precedentes y primeras reacciones

El pasado 23 de junio tuvo lugar un referendum en el que los británicos votaron por la permanencia (remain) o salida (leave) de la Unión Europea (UE) por parte del Reino Unido. Aunque yo no tenía derecho a participar, obviamente he seguido con interés los acontecimientos, y he mantenido varias conversaciones con personas que abiertamente han expresado su postura. Aquí va un pequeño resumen…
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LEAVE
  • Chris tiene unos 45 años y viaja frecuentemente a España; de hecho, lo conocí durante un vuelo de Murcia a Bristol a principios de abril. Al poco de iniciar una de esas conversaciones rutinarias entre personas que han caído en asientos contiguos (qué te trae por Murcia, y tú qué haces en Bristol donde llueve tanto, etc.), Chris sacó el tema y me dijo abiertamente que él ya había decidido votar leave. A Chris le incomoda el férreo control de los alemanes en la UE, e incluso bromea con que “no les ganamos dos Guerras Mundiales para que nos terminen dominando”. También es de los que piensa que el Reino Unido pierde dinero perteneciendo a la UE, y le ilusiona la promesa de Boris Johnson de destinar 350 millones de libras semanales a reforzar el NHS (sistema sanitario público en Reino Unido). Aunque esa promesa se ha demostrado falsa posteriormente, es bastante probable que Chris haya mantenido su voto…
    http://www.bbc.co.uk/news/uk-politics-eu-referendum-36040060
  • Toby es un profesor universitario de unos 65 años. En contraste con la mayoría de los mortales, que tenemos un bono de saludos ilimitado, parece que él es de tarjeta, así que tiene que racionar los suyos y no se puede permitir el lujo de dar siempre los buenos días, incluso cuando se trata de contestar a alguien que se los acaba de desear. Sin embargo, el pasado viernes Toby era un hombre feliz, y no solamente me dio los buenos días, sino que incluso me demostró la perfecta blancura de sus dientes, ya que casi por primera vez en años le vi sonreír. Toby suspiraba nostálgicamente mientras se dirigía a los seres humanos que teníamos el privilegio de oír su voz, y nos contaba aliviado que las cosas “volverían a ser como habían sido siempre”. También me preguntó, chasqueando la lengua con satisfacción, si pensaba que los franceses y los alemanes tendrían que replantearse ahora el futuro de la UE y reflexionar sobre su forma de actuar durante los únicos años. Las ojos de Toby, que brillaban como los de un niño desenvolviendo los regalos de Papá Noel, se oscurecieron algo cuando añadí a los americanos a la conversación, opinando que muchos votantes republicanos estarían contentos de ver a una Europa más endeble y a un Reino Unido más aislado. Luego me sentí un poco mal por Toby, el pobre no tiene la oportunidad de ser feliz todos los días…
    Vale, Toby y yo no somos grandes amigos, pero aquí os dejo un ejemplo completamente distinto…
  • Jan es una de mis compañeras de despacho favoritas. Es una mujer afable y cariñosa de unos 60 años que me trata como a uno de sus hijos. A mí me recuerda a mi verdadera madre en algunos aspectos, y durante mi primera etapa (la más difícil) en este país, ella era una de las personas con las que me acercaba a hablar cuando me sentía solo o triste. Es vecina de Kristina en Sea Mills, así que me llevó varias veces a casa durante el tiempo que estuve viviendo allí. Aunque ha pasado ya algún tiempo, hemos mantenido una relación cercana, y hoy mismo hemos salido a comer juntos para ponernos al día y hablar de todo, incluso de las decepciones futbolísticas de la semana. Hoy Jan sentía la necesidad de sincerarse conmigo acerca de su voto, así que he escuchado sus motivos con interés (después del shock inicial). Igual que en los casos anteriores, Jan no está de acuerdo con muchas de las decisiones que se han tomado en la UE durante los últimos años, aunque en su caso lo que más la ha decepcionado ha sido el trato a los países mediterráneos durante la crisis económica. Dicho esto, Jan se ha mostrado (como casi todos) sorprendida con el resultado de la votación, me ha confesado su incertidumbre en el momento de votar, y después me ha insistido varias veces en que espera y desea que el resultado no me afecte negativamente. Jan se sentía culpable por mí, así que yo la he tranquilizado diciéndole que lo más probable es que los cambios por lo que a mí respecta sean mínimos, sobre todo a corto plazo, y que en todo caso ya me he visto antes en situaciones difíciles donde al final los cambios han traído cosas buenas. Y después, para darle un toque picante a la conversación, le he hecho saber que muy probablemente ha votado lo mismo que Toby. Y claro, se ha mosqueado…
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REMAIN
La lista de todas las personas que conozco que han votado remain sería interminable, ya que vivo en un contexto favorable a esta opción (el 60% en Bristol y el 90% del personal universitario con derecho a voto en Reino Unido). En el trabajo, varios de mis compañeros no británicos con derecho a voto (irlandeses o personas que con pasaporte británico) hicieron pública su intención – lógica por otra parte – antes del referendum. Y el día después, la mayoría de los locales se mostraban aturdidos y decepcionados en menor o mayor medida: Julian se lamentaba por lo caros que le van a salir sus próximos viajes a “Europa”, Roz me dio un abrazo el mismo viernes deseando que las cosas cambiaran los menos posible, e incluso el director del departamento se disculpó en nombre de “su puto país”.
Fuera del trabajo, en Bristol han aparecido pintadas y carteles a favor de la unidad, y se han organizado varias marchas pacíficas de protesta por el resultado de la votación y las consecuencias que podría acarrear. Mi muro de Facebook se ha llenado de lamentos y reproches a los que no fueron a votar pudiendo hacerlo, y varios de los británicos con los que he vivido los últimos años han hecho público que ellos y ellas votaron remain. Y Lyndsey también votó remain, e incluso hizo campaña entre su familia y amigos...
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En esta entrada me he centrado en describir a los votantes del leave, aunque a algunos de los que votaron remain ya los conocéis si habéis seguido el blog durante estos casi tres años. Y en cuanto a Lyndsey, si no habéis oído hablar de ella significa que llevamos mucho, mucho tiempo sin vernos en persona… En cualquier caso, en estos días en los que van apareciendo noticias acerca de brotes de racismo en Reino Unido y crispación política en Bruselas, quería contaros cómo me afecta a mí todo esto: de momento, la principal consecuencia del Brexit es que me ha dado una oportunidad para poner al día el blog, que ya tenía falta.