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viernes, 11 de diciembre de 2015

Tradiciones navideñas en Reino Unido

Este año he aprendido muchas cosas nuevas, y entre ellas algunas de las tradiciones navideñas que hay por aquí. También he recordado algunas de años anteriores, que por algo es ya la tercera vez que me pilla por aquí en estas fechas. En esta entrada os voy a hacer un pequeño resumen...

Para empezar, este viernes y el que viene se celebra aquí el Christmas Jumper Day. La iniciativa consiste en animar a la gente a salir a la calle con uno de esos jerseys calentitos y con motivos navideños que quizá hayáis visto en películas como Solo en Casa. El trasfondo es solidario, ya que se trata de apoyar a varias ONGs que recaudan dinero para ayudar a pacientes de cáncer, niños en situación de riesgo y otros colectivos vulnerables. Yo no me siento tan británico por ahora como para comprar un jersey con el que no me atrevería a caminar sin escolta por mi barrio en Murcia, pero ellos se lo han tomado en serio. Al parecer, incluso había una convocatoria a las 13 horas en el centro del campus universitario para tratar de batir un récord Guinness. En fin, que hay gente para todo...

Pasando a otras tradiciones que me han calado más, en mi habitación tengo un pequeño arbolito navideño y una rama de muérdago. Lo primero no tiene mucho de novedoso, aunque el segundo asunto es algo más original, al menos para mí. Según la tradición celta, el muérdago es una planta a la que se atribuyen propiedades como la fertilidad, la paz y el amor, y por ello en muchos hogares hoy en día se cuelga una rama de esta planta sobre el umbral de la entrada para atraer buena suerte a sus habitantes. También hay otra versión de esta tradición según la cual los amantes que pasan bajo una rama de muérdago se besan para bendecir su amor. Podéis quedaros con la que más os guste, o con ambas...

Otra tradición navideña, aquí y en todas partes, son las reuniones en torno a la mesa. Este año me han invitado a muchas aquí, tantas que en algunos casos he tenido que disculparme por no poder asistir, lo cual es una buena señal de cómo van las cosas dentro y fuera de la universidad. Christina se está encargando de que volvamos a tener una abundante y tradicional cena navideña en el piso, y mis compañeras de despacho han organizado un aperitivo para todo el departamento la próxima semana. Me han pedido que traiga algo español, “aunque sean unas olivas”. Otras comidas menos navideñas pero también en buena compañía esta semana han sido el cumpleaños de Rich, mi compañero de piso, y la despedida de Jacky, que se vuelve a Hong Kong después de visitar nuestro departamento por tres meses. Jacky no es su verdadero nombre, pero como muchos asiáticos decidió adoptar un nombre occidental que fuera fácil de recordar para los demás. El siguiente banquete multitudinario para él será la celebración del Festival de Primavera, que por lo visto es lo que se festeja por estas fechas en China.

Y claro, la Navidad también es una época de consumo. Este domingo paseaba por un centro comercial y había cola para entrar a la tienda de la popular joyería danesa Pandora. Más adelante leía en un cartel “all I want for Christmas is you”, y me pareció tierno hasta que me di cuenta de que se trataba del anuncio de un smartphone… Y claro, yo también estaba allí para comprar, nada menos que mi primer regalo de Navidad como tito. Encontré un CD de canciones infantiles en inglés que, por un lado, hará las delicias de mi sobrinita mientras el inglés va calando sigilosamente en su cerebro aún receptivo al 100% para absorber fonemas en cualquier idioma; y por otro, será una dulce venganza hacia mi cuñado, que como buen barcelonista se ha pasado todo el año chinchándome con el fútbol (la verdad es que no le han faltado motivos), y ahora tendrá que escuchar a todas horas grandes éxitos de la tierna infancia como “Never smile at a crocodile” o “Bah bah black sheep”, capaces de esfumar la paciencia y el buen humor de cualquier adulto, incluso de un buenazo como él. Es algo así como una versión moderna del Caballo de Troya, o eso pensé yo mientras le decía al vendedor con una amplia sonrisa: “¿sabe qué? Creo que me llevaré dos”.

Para terminar por hoy, para mí la Navidad también tiene un importante componente musical. Este año mis Reyes Magos se han adelantado, ya que me he comprado una guitarra eléctrica de segunda mano a la que le dedico algunos ratos furtivos. Otra novedad musical es que un día decidí presentar a Mark y Alexandro mientras tocaban el violín y el piano, respectivamente, y la idea funcionó tan bien que hemos formado un trío instrumental sin más pretensiones que tocar en algún pub el año que viene, probablemente en una de esas noches de micro abierto durante la semana donde los pocos asistentes están ya lo bastante borrachos para apreciar nuestro talento… Otro que se ha iniciado en la música es Alex, al que Kristina decidió regalarle una pequeña guitarra al cumplir seis añitos. La semana pasada cené con ellos y Alex me aseguraba que está aprendiendo a tocar “Smoke on the lake”, mientras su madre y yo intentábamos contener la risa. Kristina me contó que su padre vendrá a visitarlos estas Navidades, y que Alex ya le ha dicho que en Nochevieja quiere batir su propio récord de acostarse tarde. ¿Lo conseguirá? Hagan sus apuestas…

¡Feliz Navidad y próspero 2016 a todos!


viernes, 2 de octubre de 2015

Hasta siempre, Daniel Rabinovich

Ayer cenaba con Alexandro y me enteraba de una triste noticia: Daniel Rabinovich, componente de Les Luthiers, murió hace apenas un mes. A los dos nos encantan estos cómicos, así que mientras nos llegaba la comida que habíamos pedido en el restaurante indio, nos dedicamos a honrar su memoria viendo algunos de sus mejores vídeos. No se me ocurre un mejor motivo para esta entrada que el de rendirle un homenaje a este simpático y entrañable humorista. Si no lo conocéis, aquí os dejo su Carta mal leída, uno de mis vídeos favoritos:


Y si queréis ver un vídeo del grupo al completo, entonces os recomiendo comenzar con este bolero llamado Perdónala:


¿Que os habéis quedado con ganas de más? Pues aquí os dejo el espectáculo que representaron hace poco en su última visita a Murcia.


Hasta siempre, amigo!

viernes, 28 de agosto de 2015

¡Holy mackerel!

Las vacaciones de verano han sido estupendas. La Manga del Mar Menor me sigue pareciendo un sitio espectacular, lleno de planes chulos y mejor aún con la mayoría de mis seres queridos alrededor. Este año también he tenido tiempo de escaparme al Noroeste de la Región de Murcia, con sus paisajes tan distintos del resto de la geografía murciana y las montañas preparadas para recibir la nieve cuando llegue el invierno. Pero si tuviera que destacar algo, seguramente sería que he podido conocer a Emma, que tuvo la deferencia de nacer apenas un par de días antes de que llegara su tito...


Y después de las vacaciones, vuelta a Bristol, algo así como mi cuartel general durante esta etapa entre dos tierras. Me toca hacer la colada nada más llegar, y decido que puedo lavar ya el bañador, porque con las temperaturas que tenemos aquí no parece que me vaya a hacer falta en lo que queda de año; la toalla mejor la dejaré para la próxima lavada, para que vaya absorbiendo el bronceado de mi piel que no tiene ninguna función adaptativa en la ciudad a la que he regresado. Y tras clasificar la ropa, ya estoy listo para hacer la compra, mientras mi inglés se despereza lentamente después de varias semanas en desuso. He comido tanta carne últimamente que me apetece cocinar algo con pescado. Y estamos de suerte, porque el mackerel está en oferta. Por cierto, ¿qué significaba mackerel? No importa, seguro que mal no me va a hacer. Más tarde, ya delante del ordenador, descubro que he comprado filetes de caballa, y además WordReference  me aclara que la expresión 'holy mackerel!' es una exclamación que en español puede traducirse como "¡hostias!" Ya he pasado la etapa en la que aprendía palabras y expresiones inglesas nuevas a diario, así que este nuevo hallazgo me fascina y ya estoy pensando en encontrar la ocasión para utilizar mi nueva herramienta, con la ilusión de un niño al que le acaban de regalar unas botas de fútbol...


¿Qué tal si la utilizamos con amigos? Esta semana he charlado por Skype con Ronaldo. Después de conocernos en Lovaina y encontrarnos sucesivamente en Murcia, Lisboa, Bristol y Alicante, este verano no hemos podido vernos a pesar de que él estaba trabajando en Benidorm. Pero siempre nos quedará París, que es adonde él se marcha a trabajar la próxima semana. París bien merece una visita, sobre todo en buena compañía. Pero mi nueva expresión no encaja aquí, ya que Ronaldo y yo hablamos en español, y ése es también el idioma de conversación con mi amigo chileno Miguel, con quien me encontraré esta noche en Manchester para aprovechar el puente que tenemos por delante.


Una expresión inglesa debería utilizarse con hablantes nativos, ¿verdad? Esta semana no he visto mucho a mis compañeros de piso, y en el trabajo estoy también rodeado de ingleses, pero no parece el mejor contexto. Tampoco hay muchas conversaciones largas aquí, la verdad, salvo que tenga reuniones, y Julian sigue de vacaciones. Acabo de salir de una reunión en la boca del lobo, que es como cariñosamente llamo al despacho del jefe de la escuela, donde se celebran reuniones multitudinarias en las que todo el mundo está tenso (Julian incluido) mientras el anfitrión escudriña cada detalle a su alrededor con una de las sonrisas más frías que he visto jamás y el cielo presenta un gris amenazante a través de la ventana (eso contribuye a crear la atmósfera apropiada, claro). Hoy estábamos los dos solos, y he pensado que seguiría esperando para utilizar esta expresión tan chula pero tan poco práctica en mi día a día, según parece...


De modo que os la dejo aquí, sin más. ¡Holy mackerel! Eso es lo que me ha venido a la mente cuando he visto la crónica de un periodista británico en The Guardian calificando a Murcia como la mejor ciudad para irse de tapas en España. Podéis encontrar el reportaje aquí. Pensándolo bien, ¿de qué me sorprendo?



sábado, 25 de julio de 2015

Explorando Inglaterra

Estamos ya en pleno verano, o eso dice el calendario. Mi familia y amigos me comentan que las temperaturas han sido sofocantes durante las últimas semanas en Murcia, y los que aún no han podido irse a la playa cuentan los días para tomarse un respiro del calor y de los termómetros por encima de 40º casi a diario. El verano en Bristol es algo distinto: esta semana hemos tenido tres días de lluvia, y raramente hemos llegado a los 20º. Es un clima más suave en estas fechas, probablemente mejor para trabajar en edificios que ni siquiera tienen aire acondicionado. Eso hace también que, cuando el fin de semana nos depara buen tiempo, cualquier excusa sea buena para salir a disfrutarlo. Si además te sientes un huésped temporal en estas tierras, entonces estás ante una oportunidad perfecta para salir a conocer todos los rincones bonitos que tiene este país. Y es precisamente a eso a lo que yo me he dedicado durante estos últimos meses. Aquí os dejo un pequeño resumen de mi experiencia, incluyendo los nombres de los lugares, por si os apetece incluir alguno en vuestra lista de sitios por visitar.

Para empezar, creo que algo que me ha ayudado a disfrutar de la exploración ha sido estar dispuesto a recorrer senderos que no siempre serían cómodos ni sencillos...
 Cheddar, Somerset

A veces incluso tuve que buscar caminos donde parecía no haberlos...
White Horse Hill, Oxfordshire

Y como recompensa, encontré paisajes realmente bellos por los que caminar...
Monsal Trail, Peak District

O navegar...
Bath

O incluso sobrevolar...
Bristol

Hubo momentos en los que me sentí fuera de mi sitio...
Bristol

Pero he tenido la suerte de encontrar siempre buenos amigos a lo largo del camino...
Londres

 Juntos a ellos he vivido experiencias que ni siquiera creía posibles en este país...
 Newquay, Cornwall

Y espero seguir teniéndolos a mi lado para compartir aventuras y desventuras y disfrutar recorriendo juntos un trecho. Aunque no sepamos muy bien adónde nos llevará...
 Bristol

jueves, 25 de junio de 2015

En un descuido

Nada, no hay forma de ponerme a escribir una entrada en condiciones últimamente. En realidad es por un buen motivo: las últimas semanas han estado llenas de buen tiempo que me ha empujado a salir de casa a la minima ocasión, y de visitas que me han llenado de felicidad. Por lo demás, sigo tachando sitios de mi larga lista de lugares por visitar en el Reino Unido. El finde pasado estuve en Liverpool y Manchester, dos de las principales ciudades del país, y ahora os escribo desde el Peak District, una de las zonas más salvajes de Inglaterra. Todo un contraste. Y con otro contraste os dejo hoy: Bristol y Bath, unidos por una ruta en bici. ¡Que lo disfrutéis!
http://www.ocholeguas.com/2015/06/10/europa/1433945145.html

sábado, 9 de mayo de 2015

Elecciones

Hoy encontré una sorpresa en mi casillero: la carta con la lista de cada partido político y los sobres e instrucciones para enviar mi voto por correo y participar así en las próximas Elecciones Autonómicas de la Región de Murcia del 24 de mayo. He apartado cuatro papeletas para informarme algo mejor acerca de los programas antes de tomar una decisión,  y el resto han pasado automáticamente a mi pila de papel reciclable. Hay varias docenas de partidos y me han llegado dos copias de cada papeleta, así que parece que mis listas de la compra de los próximos meses van a ser de color salmón. O a lo mejor me aficiono al origami, ya se verá...

Pero vamos al propósito de esta entrada: las Elecciones Generales británicas. La votación tuvo lugar este jueves, y yo asistí al proceso observando a mi alrededor con tranquilidad, ya que no tenía derecho a participar. Richard, mi compañero de piso, llegó a tiempo de su vuelta al mundo en 5 semanas (viaje de trabajo en Corea del Sur + vacaciones en Texas + vuelta a Reino Unido) para votar por los conservadores. Como sabéis, el otro gran partido en Reino Unido son los laboristas, por los cuales decidió votar Lauren. Ella regresó hace unos días de sus vacaciones en Malasia, donde el calor y la humedad eran tales que las ruedas de su maleta se derritieron. Quizá por eso, o quizá por la opción ideológica de Richard, los dos mantuvieron una acalorada discusión sobre política en el salón. Yo no estaba presente, pero todo esto me lo contaba durante la cena Christina, quien se sintió "como una niña que ve a sus padres discutiendo y no sabe a cuál de ellos apoyar". Por lo visto ninguno logró convencerla, ya que ella se decantó finalmente por los verdes.

Y hoy, viernes, hemos tenido los resultados. A mí me han llamado la atención un par de detalles. En primer lugar, nadie esperaba que los conservadores lograran una mayoría absoluta, después de varios años de gobierno marcados por los recortes en servicios públicos y la pérdida de popularidad. ¿Os imagináis un resultado parecido en España en las próximas Elecciones Generales? En segundo lugar, siguiendo con los paralelismos, mucha gente se queja aquí hoy de que la ley electoral es injusta y beneficia a los grandes partidos. Por ejemplo, el Partido Verde está difundiendo esta imagen que me he animado a compartir para denunciar que a pesar de lograr más de un millón de votos (casi el 4% de los británicos votaron por ellos), solo les ha correspondido uno de los 650 asientos parlamentarios. Si queréis ver los resultados completos de las elecciones, o entreteneros con los nombres de los partidos (algunos son bastante curiosos), podéis encontrar toda la información aquí.

Pues sí, se ve que me he venido a vivir a otro país con una ley electoral que en la práctica favorece el bipartidismo. Pero hay otro gran beneficiado: el Partido Nacional Escocés es desde hoy la tercera fuerza política en el Parlamento Británico. Mientras cenaba con Richard, me decía que está contento por la victoria de los conservadores, pero que también se pregunta "qué va a pasar ahora con tantos nacionalistas en el parlamento". Yo le he augurado que los telediarios en la BBC van a estar más animados que de costumbre durante los próximos cinco años...

martes, 5 de mayo de 2015

Ingleses hablando otros idiomas

Hace varias semanas, mi amigo Alexandro organizó una cena en un restaurante mexicano para presumir (con motivo) de sus raíces y para presentarnos a su compañero de piso, también mexicano, y a mí a dos chicas inglesas que estudian idiomas en la Universidad de Bristol. Las dos hablaban español estupendamente, mejor que casi ningún otro angloparlante al que yo haya escuchado hasta ahora. El motivo, en parte, es que habían pasado unos meses en Chile y Argentina, respectivamente. Unos días más tarde una de ellas organizó otra cena en su casa, y aparecieron dos chicas más que habían vivido en España y Colombia, con lo que también pudimos hablar un buen rato en español. El ambiente en ambas cenas fue muy divertido, todo lo contrario que en mi piso, que en las últimas semanas ha estado más tranquilo de lo habitual, así que el jueves pasado decidí traerlos a todos a cenar a casa e invité también a Miguel, mi amigo chileno de la universidad. Todos lo pasaron bien, y además tuvieron la suerte de probar uno de los postres más ricos de este mundo: los paparajotes murcianos (recién hechos, a poder ser).

Uno de los objetivos de la reunión era que las chicas practicasen para su examen oral de español de esta semana, así que alguien les pidió que leyesen textualmente secuencias de letras como "T N S L P P B N T S O" (tienes el pipi bien tieso) o de palabras como "Tell o boy ah in cruise tar" (te lo voy a incrustar). Al principio, las chicas nos miraban sin entender muy bien qué pasaba mientras los chicos (todos hispanohablantes) llorábamos de la risa, pero más tarde comprendieron el chiste y se lo tomaron con humor. Luego leímos todos juntos una circular, algo antigua ya y presuntamente real, enviada por una entidad internacional a su filial española para que los empleados dejasen de utilizar expresiones como mira ese guiri de mierda o pasa de ese polaco para referirse a compañeros o visitantes extranjeros, o también el hijo de la gran puta, el muy cabrón o el comemierda para referirse a los superiores. La carta, que podéis encontrar aquí, termina pidiendo a los empleados que "por favor, después de leer esta nota no digan me voy a limpiar el culo con ella o me la paso por el forro de los cojones. Simplemente manténganla limpia y libre de olores desagradables y desháganse de ella de una forma apropiada".

Pues sí, estas chicas inglesas saben hablar español, y mi amigo inglés Mark habla y escribe japonés porque vivió allí varios años. Pero son casos bastante excepcionales, así que para compensar creo que terminaré esta entrada con un par de anécdotas que reflejan mucho mejor (a mi entender) el nivel medio de los angloparlantes en otros idiomas. La primera de ellas es de George, mi compañero de trabajo, quien me escribió un correo en español a la vuelta de mis vacaciones preguntándome "¿compraste jamón serrano durante tu visita a Murcia?" Yo sonreí sospechando que estaba utilizando alguno de esos impredecibles traductores online, y le contesté escuetamente "traje un cacho guapo del de mis padres". Al poco lo tenía frente a mí, riéndose y confesando que no había entendido absolutamente nada de mi respuesta, y al día siguiente le compensé por la bromita trayéndole un buen trozo para seguir extendiendo las delicias de mi tierra por estos lugares. La segunda anécdota, más peliaguda, tiene como protagonista a un periodista del diario británico Telegraph, quien el mes pasado viajó hasta Dortmund para retransmitir los detalles de la rueda de prensa futbolera en la que Jürgen Klopp comunicó que dejaría de ser entrenador del Borussia a final de temporada. Bem Bloom, que así se llama nuestro héroe, se presentó allí sin ser consciente de su nivel real de alemán, y terminó tuiteando frases como "me encantaría contarles lo que Klopp está diciendo. Está diciendo muchas cosas, pero es que no entiendo absolutamente nada, así que les dejo al menos una foto en la que aparece llenando un vaso de agua". Otra de las muchas perlas que regaló a los tuiteros fue "niños, cuando vuestro profesor os diga que tenéis que aprender alemán, hacedle caso." La noticia al completo es fácil de encontrar en internet en inglés o en español, por si queréis pasar un buen rato igual que lo he hecho yo escribiendo aquí esta noche.

sábado, 4 de abril de 2015

Británicos y rugby

Como sabéis, las relaciones entre algunas regiones del Reino Unido son algo difíciles. Mi compañero de piso Richard, que al parecer no tiene un acento inglés demasiado distintivo, me contaba que hace unos días estuvo en Gales con su novia, y que el camarero al principio les atendió muy amablemente. "Sin embargo, en cuanto se enteró de que era inglés se retiró rápidamente y luego tardó una eternidad en traernos la cena". Esa misma noche terminó entablando conversación en la barra con un escocés que había vivido muchos años en Londres, y que en confianza le aseguraba que "esto me gusta mucho más, porque aquí puedes esconderte de los putos ingleses". Pues sí, parece que los ingleses son mirados con recelo por el resto de los británicos. Y sin embargo, en el día a día conviven y se mantienen como una potencia mundial. ¿Cómo se las arreglan para liberar las tensiones que no consiguen ahogar en pintas y pintas de cerveza?


Como gran aficionado al deporte que soy, me he pasado muchas horas de mi vida entretenido practicando deportes, y muchas más viendo competiciones deportivas en la tele. Aunque vivimos tiempos en los que los deportes más populares se han ido convirtiendo en negocios muy rentables, pienso que la verdadera esencia del deporte no tiene nada que ver con eso, y sí con transmitir valores como la superación y el espíritu de equipo. También me gusta pensar que el deporte sirve para resolver conflictos de forma pacífica, e incluso conozco algunas historias en las que el fútbol contribuyó a evitar o frenar un  conflicto armado (como la del marfileño Didier Drogba, que tuvo un papel importante para acabar con la guerra civil en su país; si os interesa la historia, os recomiendo este enlace). Y en esa misma línea, yo veo en el torneo Seis Naciones de rugby una vía de escape para que cada año Francia, Irlanda, Gales y Escocia ajusten cuentas pendientes con Inglaterra, con los italianos como convidados de piedra. Mi amigo Richard estaba de acuerdo con esta idea el otro día, y añadió que cada año los pubs se llenan de gente dispuesta a celebrar como algo propio una derrota de Inglaterra en el torneo, o la victoria final por parte de cualquier otro equipo. No obstante, Richard no estaría de acuerdo si leyese esta entrada en la que hablo de fútbol y rugby en el mismo párrafo. Él ya hace tiempo que me transmitió una de las frases proverbiales del auténtico aficionado al rugby: "el fútbol es un deporte de caballeros jugado por hooligans; el rugby es un deporte de hooligans jugado por caballeros".

De modo que, como parte de mi proceso de aculturación, decidí asistir a un partido de rugby, y la experiencia no me defraudó. Eso fue el domingo pasado, y allí estábamos Mark y yo con abrigo y guantes camino del Ashton Gate Stadium, mientras mi familia mandaba por WhatsApp fotos de sol y gente en bañador en la misma orilla del Mar Mediterráneo en la que espero estar yo mañana a estas horas. Como anécdotas, quizá lo que más me sorprendió al principio fue esa extraña combinación entre los auténticos portentos físicos que había sobre el césped - creo que, si me arrojasen a una guerra sin armas de fuego y tuviese que escoger 15 hombres para luchar a mi lado, elegiría a un equipo entero de rugby - y el ambiente familiar y pacífico en las gradas, llenas de niños y sin borrachos ni alborotadores. El partido transcurría plácidamente para el equipo de Bristol, cuyos jugadores parecían más en forma, aunque al filo del descanso ya se había interrumpido el juego cuatro veces para atender a jugadores lesionados. Alguien murmuró despreocupadamente a mi lado: "bah, otro día entretenido para los camilleros". Eso me hizo recordar otra de las frases proverbiales del buen aficionado al rugy que me enseñó Mark: "en fútbol. los jugadores pasan 90 minutos fingiendo que están lesionados; en rugby, los jugadores pasan 80 minutos fingiendo que NO están lesionados". Al final incluso hubo una pelea entre los dos bandos, y fueron los propios aficionados los que ayudaron al árbitro a identificar al culpable del incidente, que acabó expulsado. Os dejo una de las fotos que tomé durante el partido, y si queréis ver un vídeo-resumen con las mejores jugadas del encuentro, podéis encontrarlo aquí.