Después de la que hasta el momento ha sido mi mejor semana en el trabajo - o la primera sin demasiadas complicaciones, que viene a ser algo parecido - llegaba el finde, y con él un plan curioso. Resulta que Martyn, un amigo de Kristina, me había invitado a salir de pubs el sábado por la tarde. Mi casera, que es muy madrera, dio su aprobación, diciendo que me vendría bien conocer más sitios en el centro y que Martyn cuidaría de mí. Y yo, que aún no sabía con quién ver el Clásico y tenía el cuerpo con ganas de anécdotas, acepté sin dudarlo.
Así que el sábado, a eso de las 16:30, me encontré con Martyn en Gloucester Road, una calle famosa por sus pubs. En uno de ellos nos esperaba, pinta en ristre, un grandullón con la cabeza rapada que me llamó la atención nada más entrar por la puerta. "Este es Rob, que parece un tipo terrorífico, pero no es para tanto" dijo Martyn a modo de presentación, mientras Rob estrujaba mi mano mirándome fijamente y con semblante serio. Mientras a mí se me pasaba el susto, Martyn le contó que yo era español y que a lo mejor podríamos buscar un sitio donde ver el Clásico. Deduje que Martyn no era muy futbolero cuando le oí sorprenderse de que Messi aún siguiera en activo, lo cual le valió otra mirada penetrante de Rob, fiel seguidor del Blackburn Rovers. Luego se volvió hacia mí, me demostró que también sabía sonreír, y empezó a hablarme del Blackburn de los 90 y de Alan Shearer, al que yo recordaba vagamente por un juego de la Mega Drive. Con eso y con decirle que era del Madrid me gané un amigo y una pinta de Leffe, y al poco estábamos mano a mano viendo en su móvil el resumen de un partido de esa época, un ManU - Blackburn donde ya entrenaba Alex Ferguson. "Happy days", decía Rob suspirando...
Cuando cambiamos de bar, el partido había empezado ya y el sitio al que entramos estaba lleno. Oía voces de españoles por todas partes, pero trataba de concentrarme en lo que estaba contándome Rob. Para ponerlo más difícil, estaba en la zona de paso y constantemente me tocaban la espalda para que me apartase. Al rato Rob había vuelto de pedirse otra cerveza y era él quien estaba en la zona de paso, y entonces observé divertido cómo la gente dudaba mucho más antes de tocarle la espalda para que se apartase. A Martyn no le interesaba el partido, así que hablaba con las camareras, o con cualquier chica que pasara cerca suyo, y si le parecía cercana a mi edad intentaba presentármela con cualquier excusa poco convincente, seguramente porque así es como él entendía que había que cuidar de mí. En el descanso, el resultado no era el que queríamos y la señal inglesa mostraba a Gaizka Mendieta junto a los comentaristas británicos. Así se lo hice saber a Rob, que me contestó serio y mirándome fijamente que aquel era Michel Salgado, al que él recordaba porque también jugó un tiempo en el Blackburn. Acababa de ver el nombre de Mendieta superpuesto en la pantalla, pero preferí no llevarle la contraria a Rob. Supongo que vosotros en mi situación habríais hecho lo mismo, ¿o no?