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martes, 31 de enero de 2017

Los más grandes

Este año ha comenzado con algunas sorpresas. Lo primero que me viene a la cabeza es el panorama político, donde parece que se avecina un año con muchos sobresaltos, manifestaciones y reuniones tensas. Luego pienso en que, por primera vez desde que llegué, he visto la nieve en Bristol; aunque claro, ¡ha nevado incluso en Murcia y Cartagena! Eso es un fenómeno tan extraño que creo que merece quedar reflejado en este blog. Aunque hablando de fenómenos...

Cuando casi nadie lo esperaba ya, Rafael Nadal y Roger Federer han vuelto a regalarnos un partido inolvidable en la final del Australian Open de 2017. Federer comentó durante el torneo que uno de sus alicientes eran sus hijas, que estaban disfrutando mucho de sus vacaciones y le pedían que no perdiera para poder seguir allí unos días más. Pero había mucho más que eso. Y también para nuestro Rafa, abanderado y medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río'16. Para mí, sin duda el mejor deportista español de todos los tiempos.

Fue un partido dramático a cinco sets, como no podía ser de otra forma. Lo ganó Federer, para muchos (y me incluyo) el mejor tenista de todos los tiempos. Además de un gran ser humano, tal y como mostró nada más proclamarse campeón diciendo: "no hay empates en el tenis. Si los hubiera, hoy yo habría estado encantado de aceptar uno y compartirlo con Rafa."

Sin embargo, a pesar de la derrota, Rafa deberá sentirse satisfecho. Son ya muchos los que le consideran el segundo mejor tenista de todos los tiempos, y afirman que recordaremos estos duelos como uno de los hitos del deporte mundial de este siglo. Desde luego, yo estoy de acuerdo con esto, aunque quizá esté sesgado por ser español y admirar sinceramente a nuestro Rafa. Así que me despido con una opinión más objetiva que la mía, la crónica de la BBC, que incluye el siguiente párrafo: "hay enfrentamientos deportivos en los que uno quiere que pierdan los dos bandos. A los aficionados al fútbol ingleses quizá les venga a la cabeza la final del Mundial de 1990 entre Alemania Federal y Argentina. En cambio, en este partido uno quería que ganaran ambos jugadores".