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jueves, 18 de diciembre de 2014

Investigadores, emigrantes y otras "leyendas urbanas"

Hace unas semanas, el presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Emilio Lora-Tamayo, tuvo una intervención algo controvertida durante una entrevista en Radio Nacional de España. Cuando le preguntaron por el problema de la "fuga de cerebros", concepto empleado últimamente para referirse a la emigración masiva y a menudo forzosa de investigadores españoles formados, Lora-Tamayo calificó este fenómeno como una "leyenda urbana". Un poco más tarde matizaría sus palabras, como podéis ver en este vídeo (a partir del minuto 7:40):
https://www.youtube.com/watch?v=ghCqGinj8gU
Sin embargo, estas declaraciones hirieron la sensibilidad de muchos compañeros de profesión, acostumbrados y resignados al ninguneo por parte de los políticos de turno, pero a quienes esta salida de tono procedente de uno de los principales gestores del sector científico en nuestro país les sentó como un jarro de agua fría. Así comenzó una campaña de visibilidad del colectivo de investigadores españoles emigrados a la que he decidido sumarme. Aquí está la primera mención que he encontrado en la prensa española:
http://elpais.com/elpais/2014/12/16/ciencia/1418757917_801968.html
Aunque no me quiero enredar más de la cuenta con temas políticos en esta entrada, sí que me gustaría contaros una experiencia que me dejó pensativo. Hace unos meses conocí a un investigador chino de mi edad que trabaja en la Facultad de Ingeniería de mi actual universidad. Me contaba que el gobierno chino le paga parte de su salario aquí y que el objetivo es permanecer adquiriendo conocimientos durante varios años para luego volver a trabajar en una universidad china. Ante mi cara de asombro cuando me dijo que tenía un puesto de trabajo garantizado allí a su retorno, y que de hecho estaba obligado por contrato a regresar, me contestó con naturalidad: "ten en cuenta que mi país va a invertir unos 100.000 € en mi formación como investigador". Pero yo seguía sorprendido por el contraste, ya que a mí me salen unos números parecidos si pienso en lo que se ha gastado el gobierno español en mí desde que empecé mi carrera universitaria, y después solamente encontré oportunidades precarias y bastante alivio general cuando comuniqué que había encontrado un trabajo fuera de España. Pese a todo, no pretendo poner el ejemplo de este joven chino como algo ideal, ya que los dos tenemos algo en común: no somos totalmente libres para elegir dónde queremos trabajar.


Así que estábamos con los investigadores españoles emigrados, ¿verdad? Reino Unido no suena demasiado exótico, vista la lista de "leyendas urbanas" que se están dejando ver estos días:
http://www.aacte.eu/wp/blog/2014/12/08/leyendas-urbanas/
Y tampoco es muy original, ya que según el Instituto Nacional de Estadística mi actual país de residencia es el segundo destino más popular entre los emigrantes españoles durante el último año y medio. Podéis ver el ranking en la página 11 de esta nota de prensa:
http://www.ine.es/prensa/np884.pdf
Pero yo no buscaba ser exótico ni original, sino encontrar un buen sitio para vivir durante unos cuantos años. Y creo que Bristol está bastante bien en mi caso. Para ver si os convenzo, me despido con un vídeo del castillo de fuegos artificiales como celebración del 150 aniversario del puente colgante, gran símbolo de la ciudad. ¡Que lo disfrutéis!
https://www.youtube.com/watch?v=Zy2BXh8mJfY







viernes, 28 de noviembre de 2014

Trabajando entre ingleses

Trabajar rodeado de ingleses tiene cosas buenas y todo. Una de ellas, que seguro que os va a dejar muy sorprendidos, es que el inglés va mejorando (!). Me viene a la cabeza un congreso al que asistí en 2012 en el sur de Francia, y en el que el idioma oficial era, como en casi cualquier reunión científica internacional, el inglés. Después de presentar allí mi trabajo, un profesor de Cambridge me hizo una pregunta que ni siquiera comprendí por mis limitaciones de idioma, y me quedé allí plantado balbuceando una respuesta de compromiso mientras él me traspasaba con su mirada fría y me dedicaba una mueca de desprecio. Por caprichos de la vida, tuve que llamar a este mismo profesor hace unos meses, y me llevé una grata sorpresa al comprobar que ahora sí soy capaz de entenderle. Más aún, este verano he asistido a dos congresos de habla inglesa y, por primera vez, no he tenido ningún problema para expresarme ni para entender al resto de asistentes.  ¿Se acabaron las peripecias con el inglés? No tan deprisa. Porque el proyecto en el que ahora estoy empleado - y a ratos esclavizado - involucra a varios equipos de Bristol y Londres, lo cual implica celebrar teleconferencias con cierta frecuencia para que todo el mundo pueda participar en la toma de decisiones. Ayer tuvimos una en la que había participantes en cinco ubicaciones distintas, cada una de ellas con un volumen y un ruido de fondo diferentes. El resto de participantes, todos angloparlantes, se interrumpían a menudo con un "perdone, ¿puede repetir lo último que ha dicho?", mientras yo trataba de pasar desapercibido hasta que alguien preguntó "Jose, ¿estás ahí?" Y al terminar, los que estábamos en mi centro necesitamos más de media hora para juntar todas las piezas del puzzle y entre todos reconstruir la conversación completa. Muy divertido.

Eso me lleva a otro aspecto, la austeridad. A alguien se le ocurrió la brillante idea de que, ya que varios de Bristol asistiremos a una conferencia en Londres una tarde de enero, ¿por qué no aprovechar para tener una reunión de proyecto cara a cara ese mismo día por la mañana? Yo pensé que una reunión cara a cara sería más placentera que una teleconferencia, pero me entraron dudas al consultar los horarios y precios de los trenes, así que hoy le he pedido ayuda a Julian, que ha recibido la pregunta con una sonrisa casi condescendiente. "Muy fácil, Jose, será más barato si salimos más temprano. Mira, este tren a las 6 de la mañana es perfecto, llegamos con tiempo para desayunar tranquilamente allí y todo". Yo he guardado un minuto de silencio en señal de duelo, mientras cavilaba que tranquilamente y tren a las 6 de la mañana nunca deberían ir en la misma frase y trataba de calcular a qué hora tendría que ponerme el despertador para llegar a tiempo de coger ese tren maldito. "A no ser que quieras evitar mi compañía y pagar el doble para salir media hora más tarde". En el fondo tengo que darle las gracias a Julian; me ha dado un empujoncito para tomar una de esas decisiones que a mí me cuesta tomar por mí mismo: madrugar. Además, seguro que va a ser un trayecto muy entretenido...

Para terminar, hablemos un poco acerca del aspecto humano. Hace unos días me acerqué para hablar con uno de los porteros de mi edificio y disculparme porque aún no sabía su nombre pese a llevar aquí ya más de un año trabajando. Rob, que así se llama, me dedicó una mirada elocuente y, con una amplia sonrisa, me contestó: "no pasa nada, hay gente que lleva aquí mucho más tiempo y casi nadie sabe quién soy". Él me llamó por mi nombre, e incluso lo pronunció correctamente (eso no pasa con mucha frecuencia aquí), con lo cual pasó automáticamente a la lista de gente que me cae bien en mi centro de trabajo. He investigado un poco, y ahora sé que Rob revisa a menudo el aparcamiento para bicis y, cuando encuentra alguna sin candado, la lleva a un lugar seguro hasta que aparezca su dueño. Él sí sabe cómo nos llamamos todos, así que también suele encargarse de entregar los paquetes que llegan a la recepción a sus destinatarios. Llegó uno para mí este martes. Resulta que estaba yo buscando un regalo original para el 43º cumpleaños de mi amiga más antigua en Bristol, y pensé en un producto que difícilmente podría encontrar en una tienda de aquí. Así que recurrí a Amazon, con la esperanza de que el embalaje fuese lo más discreto posible, ya que la única dirección que podía dar para que alguien pudiese recoger el paquete era la del trabajo. Pero no, no fue el caso, ya que la caja que llegó con mi nombre en una pegatina tenía unas medidas sospechosas, y para despejar cualquier duda había otra pegatina que decía "Alcoholic beverages". Menos mal que ese paquete también lo trajo Rob, con su sonrisa cálida y una mueca como de despiste. Gracias a su indulgencia, Kristina y el resto de encantadores invitados a su cena de cumpleaños pudieron degustar uno de los sabores típicos de mi tierra.





















lunes, 10 de noviembre de 2014

Recapitulando

Hoy quiero poneros un poco al día acerca de varios personajes ya presentados en este blog. Uno de ellos es Claire, compañera de trabajo y que hace poco se mudó a vivir a Sea Mills, muy cerca de Kristina (y más cerca aún del colegio de Alex). Claire se ha portado muy bien conmigo desde que llegué aquí, así que decidí ofrecerme para ayudarla con la mudanza. Y así fue como conocí a sus perros, dos encantadores e infatigables spaniels (la foto no les hace justicia). Claire es una gran amante de los animales, hasta el punto de que se irá en unos días a México para llevar provisiones y equipamiento nuevo a un grupo de caballos que encontró en condiciones muy precarias durante su viaje del año pasado. Va a pasar casi tres semanas fuera de casa, así que ha intentado reclutar a todos los voluntarios posibles para que sus adoradas mascotas tengan quien las alimente, pasee y acaricie todos los días. A mí no tuvo que insistirme mucho, y esta tarde he aprovechado el buen tiempo, que últimamente ha escaseado, para pasearlos juntos y recibir algunos últimos consejos. Kristina, que es otra de las voluntarias, también nos ha acompañado, y ha terminado tan cansada que dice que va a necesitar un ayudante para poder controlar a los dos a la vez. Y Alex asegura que él puede ese ayudante, aunque lo cierto es que hoy eran más bien los perros los que lo paseaban a él...
 
En cuanto a Alexandro, mi amigo mexicano, volvemos a ser compañeros de coro. Este año decidí probar algo distinto y me apunté a un coro de estilo barbershop. En mi nuevo coro solamente cantamos música moderna a capella. Alexandro, que se quedó muy triste después de perderse el concierto con orquesta del curso pasado, no parecía muy entusiasmado con el plan. Afortunadamente para mí, tenía ganas de cantar y poca motivación para buscarse otro coro por su cuenta, así que finalmente conseguí convencerlo y ahora solamente falta que empiece a venirse con nosotros al pub después de los ensayos o, como el próximo martes, a jugar a los bolos. Tenemos nuestro primer concierto el 9 de diciembre, y todavía mucho trabajo por delante para que salga bien. Poco a poco.
 
Precisamente un día después, 10 de diciembre, tengo entradas para otro concierto con Richard, mi compañero de piso. El grupo al que vamos a ver se llama Machine Head - que como su propio nombre indica no son precisamente monjes benedictinos -, así que va a ser un cambio de estilo algo brusco. Pero me he pasado mi adolescencia escuchando esta música, y me gusta volver a los orígenes de vez en cuando. Y también me gusta salir con Rich, con el que me cuesta coincidir porque los dos hemos viajado bastante últimamente. Pero es bueno tenerlo en casa, igual que a mi compañera de piso Christina, que entró en agosto reemplazando a Olivia. (No la confundáis con Cristina, mi hermana mayor que ha venido un par de veces a visitarme con mi cuñado Pedro). Christina es la menor de todos y se quedó con la habitación más pequeña, pero se las ha arreglado para conquistar espacios comunes que nadie utilizaba y rincones muertos de la cocina donde ha ubicado algunos aparatos que yo no había visto jamás. Christina es una artista del café; no en vano trabaja en una de las mejores (y más caras) cadenas de cafeterías de por aquí, y además ha ganado varios premios en las competiciones de su empresa (¿!). También es una gran repostera, y siempre cuenta con nosotros cuando hornea sus dulces preferidos. Y además, está instaurando la costumbre de ver series y películas en el salón de vez en cuando. Así que Rich y yo, que fuimos los que la recibimos cuando vino a ver el piso junto con otras candidatas, estamos muy contentos con nuestra elección.

Y cambiando de persona sin cambiar de nombre, está Kristina, mi primera casera y amiga en esta ciudad. Kristina mantiene su vitalidad y optimismo naturales, así que sigue buscando nuevos desafíos. Para mí ya supondría un gran desafío la crianza de Alex, que este Halloween quería ir por las puertas a pedir dulces o hacer alguna diablura si no se los daban (truco o trato) a pesar de que solo tiene 5 años. Pero ella parece irreductible, y después del verano dejó su trabajo en la universidad para ocupar la plaza que ha conseguido como psicóloga clínica (algo así como el programa PIR en España). Kristina es la persona que más me ha escuchado quejarme en los momentos difíciles que he tenido por aquí, y siempre ha encontrado las palabras para reconfortarme, así que no me cuesta imaginarla convertida en una gran profesional en su nueva vocación. Ahora siempre que la veo tengo cosas buenas que contarle, y ella se alegra sinceramente de verme disfrutar de esta experiencia. Y sí, los dos sabemos que en Reino Unido no se come tan bien, ni se disfrutan tantos días de sol, ni se hacen amigos tan fácilmente como en otras partes del mundo. Pero yo no vine aquí para eso...




 

viernes, 24 de octubre de 2014

Un cambio de estaciones

El pasado domingo regresé a Bristol después de probar por primera vez la experiencia de trabajar a distancia desde Murcia. Unas semanas antes había estado cenando en casa de Kristina, quien se mostró entusiasmada cuando le conté el plan y me animó a buscar "el equilibrio para conseguir lo mejor de los dos mundos: trabajar en lo que quieres y pasar tiempo con toda la gente a la que quieres."  Así que yo le puse empeño de lunes a viernes para centrarme durante el día en las tareas que había planificado y evitar las tentaciones, que no eran pocas. Sin embargo, no todo iba a ser estar sentado delante del ordenador, y también aproveché el tiempo fuera del horario de trabajo para disfrutar de la gente, la comida y el buen tiempo de Murcia, donde todavía era verano. Incluso me di un inesperado último baño de la temporada. En la playa solamente quedaban ya unos pocos atrevidos, la mayoría extranjeros. Eso da que pensar...
 
No hizo falta más que bajarme del avión de vuelta a Bristol para comprobar que el verano de 2014 se ha terminado para mí. No es cuestión de quejarse, ya que ha sido largo y muy variado, pero tuve un instante de shock mientras acomodaba las ruedas de mi maleta y la fina lluvia inglesa mojaba mi cara de incredulidad. Además de lluvia a diario, estos días nos ha acompañado por aquí un viento frío que trae consigo las hojas muertas de los árboles, quizá la estampa más típica del otoño. Julian también estaba un poco "otoñal" cuando entré el lunes a su despacho para mostrarle todo el progreso de mi semana en España. En el bloc de estados anímicos que hay sobre su escritorio podía leerse "Antisocial" y yo, que llegaba algo tenso pensando en la importancia de que mi supervisor le diera el visto bueno a mi trabajo a distancia para poder repetir la experiencia en un futuro, pensé que no era un comienzo muy esperanzador. Al final resultó que Julian no tenía ningún interés en fiscalizar mi rendimiento y sí en intensificar las reuniones cara a cara conmigo y con los demás miembros de su equipo para poder quedarse algún día trabajando desde casa, ya que está preparando su ponencia inaugural en la Universidad de Bristol para la próxima semana. 
 
Por lo tanto, vuelta a la normalidad por aquí. Eso, en estas fechas y con el cambio de hora de este fin de semana, significará a partir del lunes salir de noche del trabajo día tras día. Con las horas de luz y las temperaturas a la baja, no espero más visitantes por ahora y el único viaje que he programado antes de Navidad es un fin de semana para ver a mis amigos de Londres. Puestos a pensar en positivo, estos meses no me va a costar mucho esfuerzo echar horas extra en el trabajo, ya que mi oficina es uno de los sitios donde nunca hace frío. Y luego está el aliciente de la nieve; el año pasado no nevó en Bristol, y solamente tomé algunas fotos de la hierba escarchada en Sea Mills por la mañana a costa de quedarme a punto de perder el tren. ¿Tendremos un invierno blanco este año?

jueves, 9 de octubre de 2014

Aprovechando el "verano indio" y propagando una propuesta

Del mismo modo que los esquimales tienen decenas de palabras para denominar a la nieve, los británicos han desarrollado un sinfín de expresiones para referirse a los caprichos de la meteorología por estos lares. Este año mucha gente dice que hemos disfrutado de un "verano indio", ya que ha hecho buen tiempo durante los últimos días de septiembre y los primeros días de octubre y las tradicionales lluvias otoñales se han retrasado. Si queréis oír una explicación más amplia, o simplemente entrenar un poco el oído para los idiomas, os recomiendo este vídeo de uno de los expertos del tiempo de la BBC:
 
 
Una de las cosas que he hecho para aprovechar esta inesperada racha de días con temperatura agradable ha sido visitar por primera vez Gales. Esta vez fui al Priorato de Llanthony, en las Montañas Negras, que como ya me avisó Kristina no son montañas como tales, pero es lo más parecido que tienen aquí. Os dejo un par de fotos a ver qué os parecen:

 
 
Y como la vida es mi amiga, el tiempo ha venido a cambiar esta semana, que es cuando yo me voy de nuevo a Murcia, y hemos tenido lluvias y viento día sí y día también. Mis compañeros de trabajo me decían hoy que esta vez he tenido buen ojo al reservar los vuelos. ¿Se puede pedir más?
 
Pues sí, esta vez os voy a pedir que le echéis un vistazo a la propuesta que viene más abajo. Es una iniciativa de los griegos para que el gran número de frisos y esculturas del Partenón que están en el Museo Británico de Londres - yo los visité hace varios meses e incluso colgué una foto en este blog - vuelvan a su lugar de origen. ¡Venga, que si esto sale bien les pedimos Gibraltar y a ver si cuela!
 
 
 

viernes, 12 de septiembre de 2014

Un año aquí y el test de Facebook

Esta semana he cumplido mi primer año en Bristol, y casi me da vértigo al echar la vista atrás y darme cuenta de lo mucho que ha cambiado mi vida y la de mucha gente cercana a mí desde que llegué aquí. Para quitarle hierro al asunto, Kristina me envió uno de esos tests de Facebook que sirven más para pasar el rato que para sacar conclusiones serias. El título, “How English are you?”, me pareció divertido, así que acepté el reto. Y al ver el resultado, pensé que era una broma pesada: según el test, soy un 62% inglés.
Aunque esto no es más que una anécdota, la traigo para ilustrar la idea de que, después de un año en Bristol, me doy cuenta de que hay cosas de este país que me gustan (!). Si os soy sincero, yo no estaba precisamente enamorado de la cultura británica cuando vine aquí, sino que más bien tomé la decisión por razones prácticas como la proximidad geográfica, el idioma y la posibilidad de trabajar en un grupo de élite. Tampoco tenía otras propuestas económicamente viables cuando me ofrecieron este trabajo, así que simplemente hice las maletas y pensé que, como en un matrimonio concertado, el cariño iría surgiendo con el tiempo. Y aunque no todo han sido momentos fáciles en este país, ahora hay cosas que aprecio y que incluso echo de menos cuando voy de visita a España. Cosas como que me gustan las competiciones deportivas inglesas, que me he acostumbrado a tomar varias tazas diarias de té negro con leche y sin azúcar y que, os lo aseguro, disfruto la vida en un sitio donde la gente es educada y pide las cosas “por favor”.
A grandes rasgos, estoy contento con la decisión que tomé. Elegir un destino en Europa me facilita poder ver a mi gente con frecuencia, y también que ellos vengan de visita. Elegir Inglaterra me ha servido también, desde luego, para darle un buen empujón al inglés; en realidad, pienso que aprender un idioma es un proceso que no termina nunca, y que requiere mucha práctica para que no se oxide (esta semana dije “deducí” y “podí” mientras hablaba en español, con lo cual os diría que ahora ya no hablo ningún idioma como Dios manda). Mi trabajo me gusta y me estimula, me he asentado bien en mi nuevo equipo, y todo ello me hace sentir valioso y realizado como profesional.
Dicho esto, y aunque parezca un contrasentido, también os aseguro que nunca había amado tanto mi tierra como desde que emigré, y que una de las primeras cosas que hago cada vez que regreso al Reino Unido es planificar mi próxima visita a Murcia. Como buen español, ya casi me he fundido todas las vacaciones de este año, así que he tenido que idear una nueva fórmula para poder volver a casa antes de Navidad: trabajar desde casa. Julian me dio permiso poniendo como única condición “que la visita no interfiera con el desempeño de mis funciones”. Ni siquiera pensó demasiado en mis motivos, ya que él sabe que somos personas muy distintas en casi todo y, hombre práctico (en eso sí nos parecemos), se conforma con que nos entendamos bien trabajando juntos. Julian, al igual que la mayoría de ingleses con los que trato a diario, estallaría en una sonora carcajada si supiera que un test de Facebook dice que soy un 62% inglés.

sábado, 30 de agosto de 2014

Dos viajes y una despedida

A finales de julio estuve en Hamburgo, adonde fui con Kristina y Alex, quien se portó casi bien durante el día y medio que duró en total el viaje. En Hamburgo pudimos disfrutar de un recorrido en piragua por los canales de la ciudad (por algo la llaman "la Venecia del Norte"), de su playa artificial pero acogedora a orillas del río Elba y, cómo no, de unas cuantas cervezas locales. Como curiosidad, me encontré con una de esas historias que yo pensaba que solamente ocurrían es España (y desde luego, nunca en Alemania): la Filarmónica del Elba, un majestuoso auditorio a orillas del río, pero también un faraónico proyecto que va con varios años de retraso y terminará costando mucho más de lo inicialmente presupuestado. He encontrado un blog alemán en el que citan éste y otros proyectos fallidos alemanes, incluyendo un aeropuerto en Berlín que nadie sabe muy bien cuándo abrirá. ¿Os suena?
 
 
Y el pasado finde, para aprovechar el último festivo antes de Navidades en el Reino Unido y la posibilidad de hacer una visita sin congelarme en el intento, fui a ver a mi amigo Brandon a Suecia. Brandon lleva dos años trabajando  como profesor de Ciencias Naturales en una ciudad llamada Gävle. Allí tiene un compañero de trabajo canadiense que pesa unos 115kg y que fue mi monitor de gimnasio por un día, rodeado de una multitud de suecos musculosos que se ejercitaban impasibles y de suecas que..., bueno, ¿qué os voy a contar de las suecas que no hayáis oído ya? Comprar alcohol allí fue más difícil de lo que esperaba, ya que el gobierno sueco tiene un monopolio y las bebidas de más de 3,5º hay que comprarlas en una licorería. Y además de pasear por la tranquila Gävle, también pasamos algún tiempo en Estocolmo, una ciudad señorial, muy limpia..., y carísima. Estocolmo es una ciudad formada por varias islas, unidas entre ellas de forma tan natural que uno podría pensar que está cruzando canales. Y por eso (también) la llaman "la Venecia del Norte". Si queréis una lista con algunas otras "Venecias del Norte" europeas, Wikipedia tiene una respuesta para eso.
 
 
Siendo un español emigrante y preocupado por lo que ocurre en mi país, hablar de Suecia me lleva a hablar de corrupción. Como se puede ver en el mapa, recientemente elaborado por Transparencia Internacional, Suecia es uno de los países con niveles de corrupción más bajos del mundo. Según el profesor Fernando Jiménez Sánchez, de la Universidad de Murcia, el secreto de este éxito reside en una combinación de tres factores: (a) alto capital social - las personas confían las unas en las otras incluso sin conocerse, (b) una sociedad igualitaria y (c) instituciones gubernamentales eficientes e imparciales. Si queréis oír su ponencia sobre corrupción y estrategias de salida, que a mí me ha parecido muy recomendable, la podéis encontrar en el siguiente enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=y3jMvxvIRak

Para terminar por hoy, mi objetivo principal del finde es pasar el mayor tiempo posible con Ronaldo, que se marcha ya la próxima semana. Ayer vino a cenar y me contaba que está contento, ya que ha conseguido ahorrar un buen dinero en estos meses y podrá pagarse la matrícula del Máster que quiere hacer en Portugal el próximo curso. Ronaldo ha pasado el último mes y medio trabajando con su novia en un bar de tapas españolas regentado por un iraní (!), y esta tarde me llamaba desde allí para decirme que ha conocido a un tipo majo en el bar - viniendo de él eso puede significar cualquier cosa - y que mañana me lo va a presentar. Ronaldo ha trabajado tantas horas este verano que aún no ha ido a ver el puente colgante de Bristol, así que este domingo será el día. Su ahínco por ahorrar el máximo dinero posible ha hecho que nos veamos mucho menos de lo que yo esperaba últimamente, pero le echaré de menos cuando se vaya. Y creo que no seré el único...

sábado, 26 de julio de 2014

¡Hasta pronto!


Antes de salir rumbo a mis esperadas vacaciones de verano, quería escribir una última entrada que de alguna manera cerrase el capítulo de este primer año aquí. Este curso lo terminaré volviendo a Murcia para tostarme en la playa durante el mayor tiempo posible, aunque antes de eso voy a pasar unos cuantos días en Hamburgo. No os preocupéis, voy con buenos guías...
 

Echando la vista atrás, me vienen muchos buenos momentos de este primer curso en Reino Unido. Aquí he encontrado gente maja para jugar al fútbol...

 
Para explorar algunos pubs de la ciudad...
 
 
Para hacer escapadas a algunos lugares emblemáticos del país...
 

A veces sin ni siquiera salir de Bristol...

E incluso algunos de mis queridos murcianos han venido a visitarme y a conocer mi vida por aquí...


Así que nada, os dejo en buena compañía, la misma que yo he tenido durante todos estos meses. Que disfrutéis del verano y, si no os veo en agosto, seguimos en contacto por aquí. ¡Hasta pronto!


martes, 15 de julio de 2014

Un final y una primera vez

El pasado domingo, algo antes de las 7:30, llegaba yo a Sea Mills para ver la final del Mundial 2014. Kristina, sonriente y con una bandera alemana pintada en la mejilla, había preparado una cena sabrosa acompañada de cervezas alemanas de importación, por si acaso teníamos alguna duda acerca de cuál debía ser nuestro equipo favorito. Por supuesto, Ronaldo se posicionó inmediatamente a favor de Argentina, mientras que los demás apostamos por la victoria de Alemania. Kristina me contaba entre risas que se siente aliviada desde que Alba ha venido a pasar el verano con su novio Ronaldo, ya que al parecer mi amigo portugués se ha terminado llevando bien con Alex. "Demasiado bien", asegura Kristina mientras los ve cuchicheándose al oído y mirándonos con una sonrisa que no augura nada bueno. Kristina está contenta con la nueva pareja de inquilinos que cuidarán de la casa durante su ausencia este verano, y me dice en tono de broma que está preocupada ante la posibilidad de que Alex se convierta en alguien como Ronaldo de mayor. Mi amigo se defiende diciendo que él ha aprendido muchas más palabrotas en inglés de Alex que a la inversa, y que el otro día le tuvo que contar que iba a venir la policía a llevárselo detenido para que dejara de hacer diabluras. Al final del partido, Alemania es campeona por cuarta vez y todos felices. Sobre todo la anfitriona, claro.
 
Los domingos por la noche no hay trenes entre Sea Mills y el casco urbano de Bristol, así que Kristina se ofreció amablemente a llevarme a casa. Se mostró satisfecha cuando le conté que al día siguiente presentaría mi primer trabajo en el Centro, algo que me imponía bastante respeto apenas unos meses atrás. Pero hay un factor que me ha hecho cambiar de opinión, y es que mi oído para el inglés se ha agudizado sensiblemente desde que llegué aquí. Es difícil cuantificar el grado de mejoría, pero de repente he sido consciente de que empiezo a entender muy bien los distintos acentos de los nativos que me rodean. Cada vez me siento más cómodo en eventos de habla inglesa, y con ello se va cumpliendo uno de los grandes objetivos que me fijé antes de comenzar esta etapa de mi vida.
 
Así que, para darle un poco de suspense a la situación, hoy lunes me he levantado con dolor de garganta, tosiendo y, claro, de un humor de perros. Con todo, me las he arreglado para llegar a la hora de la presentación con una compostura razonable, gracias a esos pequeños remedios y cuidados que mis padres tenían para mí cuando era niño y que ahora que ya no lo soy me aplico yo mismo. Y la presentación ha salido bien, siguiendo el guión que tenía marcado sin demasiados problemas. Entonces he ocupado mi asiento en la primera fila para dar paso a la segunda ponente de la sesión, y creo que en ese momento mi cuerpo ha entendido que ya no era necesario contenerse por más tiempo, desencadenando una tos irritativa para la audiencia, para mí y para la ponente que estaba apenas a dos metros de mí mirándome de reojo con cara de circunstancias. La puerta de salida estaba demasiado lejos, así que he optado por contener la respiración y tragar saliva, y aunque he logrado frenar la tos el efecto secundario ha sido un enrojecimiento paulatino de mi cara hasta que la ponente me ha mirado fijamente preguntándose si debía detener la presentación para que atendieran a ese extranjero desconocido. Para entonces, a mí ya se me habían saltado las lágrimas y temblaba ligeramente. Después de una mueca, la chica ha decidido con buen criterio proseguir su exposición, ignorando a ese tipo extraño que recobraba la normalidad poco a poco de conmoverse ante su presentación del Modelo Lineal Mixto.
 
 

domingo, 22 de junio de 2014

Ronaldo en Bristol

Ronaldo llegó en la madrugada del martes al miércoles a la ciudad de Bristol, con su sombrero vaquero y una sonrisa de oreja a oreja mientras se aproximaba a su amigo español con los brazos abiertos. Se disculpó por el retraso de más de una hora y aprovechó para agradecerle en persona los trámites realizados para que tuviera un número de teléfono inglés y una cita para conseguir el National Insurance Number al día siguiente de su llegada, ya que eso debería facilitar su misión de pasar el verano trabajando en Bristol. Llevaba casi todo el día sin comer y compró un kebab en el puesto de unos turcos, de los que pronto se hizo amigo. Y para que Jose se tranquilizara y viera que tenía un plan para subsistir, le mostró el contenido de una de las bolsas, en la que llevaba 4 cartones de tabaco portugués para venderlo en el Reino Unido. La respuesta un suspiro y una cara de circunstancias.
 
A la mañana siguiente, aún cansado por el viaje y las pocas horas de sueño, Ronaldo asistía durante el desayuno a una explicación pormenorizada de los trámites del día. Su cara tenía esa expresión distraída de los alumnos durante una clase que no les interesa particularmente y que esperan que nunca les hará falta en la vida. Jose hizo especial hincapié en la conveniencia de llegar puntual a la entrevista para el National Insurance Number en Swindon, ya que los funcionarios británicos suelen ser poco flexibles con los ciudadanos que se retrasan. Un rato después, Ronaldo estaba montado en un tren en dirección contraria a la del lugar de la entrevista, y llegó allí media hora más tarde de lo acordado. Sin embargo, con su don de gentes rápidamente se hizo amigo del guardia de seguridad ghanés, consiguió que le atendieran y hasta se permitió alguna broma sobre la actuación de Inglaterra en el Mundial que a punto estuvo de costarle un disgusto.
 
Por la tarde, se hizo la hora de que Jose saliera del trabajo, y juntos fueron a un bar cercano para ver fútbol. Allí les esperaba Kristina, que buscaba alguien dispuesto a cuidar de su gata y su jardín mientras ella estuviese fuera. Ronaldo tenía experiencia en ambas labores y quería alquilar una habitación en una casa donde pudiera mantener conversaciones interesantes, así que no fue difícil que llegasen a un acuerdo. Después de cerrar el trato tuvo lugar la prematura eliminación de España en el  Mundial ante Chile. Ronaldo, que nunca ha visto ganar a Portugal una competición internacional, aconsejaba a Jose no ser demasiado crítico con esos chicos que habían dado tantas alegrías a los españoles durante los últimos 6 años.
 
Del resto de la semana, podríamos destacar que Ronaldo cenó en Sea Mills el jueves, y que allí conoció al "pequeño terrorista", que es como ha decidido bautizar a Alex. Y que, sin ni siquiera tener un CV traducido al inglés, el viernes tuvo su primera entrevista de trabajo y ganó la competición por el puesto a tres ingleses, por lo que fue citado para el lunes para recibir formación en su nuevo puesto como recaudador de fondos para una ONG. Por la noche lo celebraron con unas cervezas, y como en el lugar también buscaban un camarero, Ronaldo se acercó a interesarse por la vacante. Sin embargo, tenía el ánimo bromista y terminó elogiando y acariciando la barba del encargado del bar ante la mirada divertida de Jose y sus compañeras de trabajo; para entonces, estas últimas entendían por qué Jose les había dicho que "tampoco hacía falta que Ronaldo encontrase un trabajo precisamente en su mismo centro". Y antes de trasladarse a su nueva residencia en Sea Mills, Ronaldo aprobó que se escribiera sobre él en este blog. A fin de cuentas, no es la primera vez...
 
 

martes, 3 de junio de 2014

Yo quiero referéndum

Aquí os dejo el link de una petición que acabo de crear en Change.org para que la decisión de seguir con monarquía o dar paso a la república la tomemos todos los españoles, y no solamente los 350 "representantes" del Parlamento:
 
Y aquí van mis motivos:
 
1) Decidamos entre todos: yo no sé si es mejor una monarquía o una república en la España actual, y sinceramente no tengo una preferencia clara; sin embargo, para mí lo mejor es que esta decisión la tomemos entre TODOS los españoles
 
2) Democracia real: es en este tipo de situaciones donde, a mi juicio, se ve en qué grado de democracia vivimos. Esto a su vez tiene varios puntos que me han ido indignando lo suficiente como para escribir esta entrada:
     - Los grandes partidos políticos vienen a decir que van a respetar su "tradición monárquica". Y yo me pregunto, ¿a esto se le llama representar a los ciudadanos?
     - En los periódicos españoles también se da por hecha la sucesión, y hay que bucear para encontrar menciones a las manifestaciones en la calle donde la gente pide el referéndum. Pero de esto me he tenido que enterar por medios extranjeros. Aquí van ejemplos de Reino Unido y Argentina. Como decía una amiga en Facebook, ¿notáis alguna diferencia con los periódicos de España?
     - En última instancia, sinceramente no entenderé que llamemos democracia a nuestro sistema actual si en un momento así no permiten que los españoles decidan qué sistema quieren para su país.
 
3) Seamos imparciales: he creado una nueva petición porque en las que he encontrado las fotos no eran imparciales (fotos de la bandera republicana, una foto de la Familia Real con cara de muermo y además con el infame Urdangarín en una esquina).
 
Para terminar, un epílogo tranquilizador para esta "entrada indignada". Creo que a España le puede ir bien con cualquiera de los dos sistemas, ya que tenemos un príncipe con la preparación y entereza necesarias para ser rey de los españoles, y también un pueblo mucho más culto e informado que el de la Segunda República, a la cual la historia no deja en buen lugar. Para algunos, si este tipo de acciones no logran su propósito entonces son totalmente inútiles; a mí, que no tengo grandes esperanzas de que esta iniciativa prospere, me gusta pensar que la recompensa está en la acción misma, en expresar lo que uno piensa razonadamente y hacer lo que está en su mano.
 

sábado, 31 de mayo de 2014

Visitando Escocia y, claro, la Décima

Hoy ha sido uno de esos días de suerte en los que he coincidido con buena gente al bajar al comedor del mi centro de trabajo. Les contaba que tengo la sensación de que mi vida aquí hasta hace poco más de un mes se ha parecido bastante a la hibernación de los osos, mientras que ahora se me juntan viajes, visitas (este finde también viene gente) y planes al aire libre en una ciudad con cada vez más horas de luz y a veces hasta buen tiempo; y yo voy haciendo malabarismos con todo, ya que la carga de trabajo también va aumentando conforme voy aprendiendo cosas nuevas. Así que, una vez que he descubierto esta parte de la vida en Reino Unido, y dado que la experiencia profesional aquí está respondiendo a mis expectativas, ya me va gustando más la idea de pasar aquí una temporada...
 
El finde pasado me tocó visitar a mi amigo Juanma, otro investigador murciano emigrado que trabaja en Dundee. Yo conocía la ciudad por el equipo de fútbol (para que luego digan que no se aprende nada viendo deportes), pero Juanma me contó también que de allí partió la primera expedición hacia el Polo Sur, y que aún se conserva el barco que transportó a los tripulantes, el Discovery. Como yo, pude comprobar que mi amigo también se las ha arreglado para rodearse de gente maja en su nueva ciudad.

  

Sin embargo, la mayor parte del viaje transcurrió en Glasgow, que es una ciudad donde según parece pasan muchas cosas y no todas buenas. Yo llegué el primero al hotel sin saber nada de esto, aunque luego eché en falta algún aviso en Google Maps del tipo "esta es la ruta más corta, pero el riesgo de apuñalamiento se quintuplica a la vista de los sucesos de las últimas semanas". En realidad, el motivo de nuestra estancia allí era una actividad llamada Go Ape (hazte macaco), que consistía en tirolinas y actividades de todo tipo subidos a los árboles. Yo no estaba preocupado por la altura, ya que estábamos bien sujetos en todo momento. Tampoco me preocupaban los mosquitos, a pesar de que aún tengo marcas de las picaduras. Lo único que me inquietaba seriamente era la hora de comienzo: sábado a las 5 de la tarde...
 
Y aquí llega mi historia de cómo vi la Décima. Tarde, en primer lugar, ya que para cuando terminamos de subirnos a los árboles y encontramos un pub en el pueblo (el único, tal vez), estaba a punto de comenzar la segunda parte. Juanma y James, inmunes a la pasión futbolística, habían accedido a acompañarme al pub para ver el resto del partido. Unas señoras locales que estaban sentadas a mi izquierda me identificaron rápidamente como español y aprovecharon para practicar conmigo un poco de vocabulario, lo cual me ayudaba a ignorar el hecho de que el final se iba acercando y el Real no conseguía marcar. Al poco comenzó a hablarme el tipo de mi derecha, que se presentó como Danny y, como la mayoría de escoceses a los que pude tratar, me pareció un tipo encantador al que tenía serias dificultades para entender. Juanma, que lleva un año viviendo en Escocia, se divertía con la escena y se acercó para susurrarme al oído que le encantaría poder ponerle subtítulos al tío con el que estaba hablando. Eso no fue óbice para que, con el gol del empate, nos fundiéramos en un fraternal abrazo de alivio. En la prórroga, mientras yo me comía las uñas, Danny, que iba bastante borracho, me contaba que había visto en directo al Real ganando su novena Champions en Glasgow. Incluso tenía tiempo para probar suerte con las mozas que pasaban por su lado de forma tosca y directa, recibiendo a cambio algo parecido al mal de ojo. La poca receptividad de las féminas del lugar se compensó con las alegrías futbolísticas de la prórroga, que las hubo, así que yo me llevé todos los abrazos esa noche antes de convidar con un buen whisky escocés a mis amigos.
 
No es más que un juego para entretener, pero el fútbol levanta pasiones capaces de unir a los desconocidos y de dar motivos para celebrar de vez en cuando. También genera disputas, yo diría que menos, y a veces da disgustos, pero a mí se me olvidan pronto. Y sí, cuesta mucho dinero, y eso ya es más difícil de defender en los tiempos que corren... Pero a pesar de todo, yo espero con muchas ganas el comienzo de la competición más importante del fútbol, y quizá de cualquier deporte: la Copa del Mundo. Ahora vienen por delante varias semanas para pasarlo bien, sea cual sea el resultado. ¡A disfrutarlas!
 


martes, 20 de mayo de 2014

Visita, elecciones y la vida por aquí

Este finde vinieron a visitarme varios amigos de Londres, quizá la ciudad con más atracciones turísticas de toda Europa. Eso me motivó a preparar una buena agenda de sábado y domingo, tanto que mis invitados se quedaron prendados de esta ciudad que tan bien me ha acogido desde mi llegada. Bueno, no todo el mérito es mío; las temperaturas por encima de 20º y el sol sin atisbo de nubes en todo el fin de semana también hicieron su parte. Os dejo esta foto como prueba..., bueno, y también porque me hizo gracia la cara de Dani mientras hace un selfie. Además de pasear e hidratarnos bien todo el día (ya me entendéis), también conseguimos llevar a cabo la hazaña de encontrar un bar donde ver el Barça-Atlético, que se jugaba a la misma hora que la final de la Copa inglesa. El ambiente no defraudó, y como todos éramos rojiblancos aquel día, salimos muy contentos. Enhorabuena al Atleti por volver a ganar la Liga 18 años después y demostrar que el deporte es algo más que un negocio donde siempre ganan los ricos. Ahora falta la Champions, donde gane quien gane creo que saldré contento. Como madridista, recuerdo con ilusión la última Copa de Europa que el Real levantó en Glasgow hace 12 años. Y es precisamente allí donde iré este finde, para visitar a mi amigo Juanma y completar este trepidante mes de mayo... 
 
Como sabéis, esta semana tenemos las Elecciones Europeas. Como me censé nada más llegar aquí, a mí me ha llegado la papeleta para votar en Reino Unido, y eso es lo que haré. Aquí las encuestas dan por ahora como favorito al Partido Británico de la Independencia (UKIP), que está a favor de que el Reino Unido salga de la Unión Europea. Yo he decidido que votaré a los liberal-demócratas, que son el único partido que se atreve abiertamente a defender la idea de que un Reino Unido dentro de la UE sigue siendo la mejor solución para ambas partes. Como emigrante europeo trabajando en UK, supongo que es una postura fácil de entender. Además, el otro día me di cuenta de que nunca he votado a un partido que haya acabado ganando las elecciones, y parece que ésta es una buena forma de continuar la tradición... Mi dirección en el registro sigue siendo la de Sea Mills, así que otro aliciente para ir a votar es el de ver de nuevo a Kristina y Alex. La última vez que los vi fue a la vuelta de mis vacaciones de Semana Santa. Había una fiesta con hinchables en el barrio y Alex me saludó con la cara pintada de mono, dedicándose después a hacer toda clase de diabluras mientras Kristina y yo nos poníamos al día. Estaba tan revoltoso que se perdió entre la multitud y nos tocó separarnos para buscarlo. Yo lo encontré primero, y me cogió la manita con cara de niño bueno para que lo llevara con su mamá...
 
Aparte de ellos, mi amigo y antiguo compañero de coro Alexandro se ha mudado a mi nuevo barrio con un compatriota que acaba de llegar al país, así que ahora es más fácil vernos. Al que veo casi todos los días en el trabajo es a mi compañero George, con quien a veces me voy a tomar un "café en español". Nosotros lo llamamos así, aunque en realidad es una excusa para pasar un buen rato juntos mientras repasamos algo de vocabulario y él se arranca con alguna frase en mi lengua materna. Ni siquiera encontramos un hueco todas las semanas, pero se está corriendo la voz y cada vez hay más gente que me pide que los avise para venir con nosotros a practicar. Y en casa tengo a Richard. Siempre encontramos algún rato durante la semana para adueñarnos del salón a ver deportes mientras hablamos de todo un poco. Hace unas semanas mejoré mis conocimientos sobre snooker viendo el Campeonato Mundial con él; el viernes por la noche disfrutamos de un partido de tenis en el que los dos apoyábamos fervientemente a Rafa Nadal, yo por ser mi deportista favorito y él por un odio visceral al rival de ese día (Andy Murray, escocés, jeje). Y hoy me saludaba aliviado diciendo que finalmente podrá ver entera la carrera de Fórmula 1 del próximo domingo. Si sale más tarde es posible que tenga que ir de pie en el tren hasta Londres, pero para él merece la pena con tal de no perderse el Gran Premio de Mónaco...
 
 


viernes, 16 de mayo de 2014

Ronaldo, Lisboa y el fútbol

Este finde fui a Lisboa a visitar a mi amigo Ronaldo. Él ya me visitó en Murcia apenas unos días antes de comenzar la era bristoliana, y pronto formará parte también de mi aventura por aquí, ya que se viene a buscar trabajo este verano. Conociéndolo, estoy seguro de que lo encontrará. Apareció por primera vez en mi vida hace dos años, cuando estábamos los dos estudiando en Bélgica durante unos meses. Yo había aterrizado en el país apenas unas horas antes, y al escuchar mi acento español en la sala de espera del servicio de alojamiento, se levantó con los brazos abiertos y una amplia sonrisa mientras se presentaba como "mi hermano portugués". Ronaldo tiene una forma de ser que no deja indiferente a nadie. Es capaz de hablar de historia con la pasión y el detalle de mi paisano Arturo Pérez Reverte, y también de mostrar la actitud ante la vida de Santiago Segura en El Gran Vázquez. Esa mezcla ha resultado en un finde muy entretenido, en el que hemos terminado conociendo y charlando con gente en casi todas partes. Suelen decirnos que somos muy distintos, pero desde que nos conocimos nos tratamos con cariño y respeto mutuo, lo cual suele ser una garantía para que la gente se lleve bien. Podría contaros muchas anécdotas, pero me quedaré con la de una china a la que conocimos en Sintra y que unos minutos después nos decía: "pensaba que los portugueses eran reservados y que los españoles estaban locos, pero ahora pienso que es justo al revés".
 
Ahora que ya os he presentado a Ronaldo, pasaré al segundo objetivo de la entrada: ¡que vayáis todos y todas a Lisboa, que está aquí al lado y es preciosa! Sé que es una obviedad, pero nunca había estado en un país tan parecido a España como Portugal. Y como a mí me encanta España, y más ahora que se ha convertido en mi lugar de vacaciones, pues pasé un finde estupendo en el país vecino. Aquí os dejo algunas fotos...
 
 
 







Para terminar, hoy toca hablar un poco de fútbol. ¡Qué año tan bonito para los amantes de este deporte! Siempre habrá unos más de acuerdo que otros con esto, claro, pero lo cierto es que no es habitual vivir un final de liga tan apretado como el de este año en Inglaterra y en España. Los españoles tenemos reciente la alegría de ver al Sevilla campeón de la Europa League, y de fondo está ese derby madrileño en la final de la Champions League. Y entre ellos, los seguidores del Real Madrid, al que siempre se le dieron mal los equipos alemanes, hemos disfrutado viendo cómo caían en cada ronda el Schalke 04, el Borussia Dortmund y el Bayern de Múnich. Algunas victorias fueron tan contundentes que se me ocurre que los nombres adecuados serían Schalke 16 y Bayern 04. Ahora el Madrid puede ganar la Décima, y enfrente estará ese Atlético heroico capaz de hacer frente a los mejores con un presupuesto mucho más bajo. La pena es que solamente puede ganar uno... Aproveché el viaje a Lisboa para visitar el (¡rojiblanco!) estadio del Benfica, donde se jugará ese partidazo. Y antes de eso, otra verdadera final para decidir quién se lleva la Liga. Y en unas semanas, el debut de España en el Mundial... Buena perspectiva, y más aún porque podré ver todos esos partidos con buenos amigos o familiares españoles a mi lado. Para empezar, este finde viene de visita el londinense Dani. Habrá que tratarlo bien, para hacer honor a lo que Ronaldo denominó "hospitalidad ibérica". Me gusta el término, sí señor...
 

martes, 8 de abril de 2014

Residente en Reino Unido

Hace poco volví a Londres para pasar el fin de semana. La cercanía y los amigos que viven allí hacen que de vez en cuando simplemente "toque" una visita. Esta vez dormí en casa de Milton y Lorenza, que son un par de aventureros que han terminado viviendo en este país y formando una pareja encantadora. Lorenza es italiana, aunque vivió varios años en Estados Unidos, y ha aprendido español gracias a Milton; y mi amigo es de Ecuador, aunque estuvo en Murcia unos años antes de que el trabajo escaseara y decidiera cambiar de nuevo de aires, y está mejorando su inglés en parte gracias a su novia, que de vez en cuando nos cambiaba el idioma de la conversación. Acompañado por ellos taché la National Gallery de mi lista de museos londinenses por visitar, y comprobé que en esta ciudad tiene sentido viajar 20 minutos en metro para tomar un café de 15 minutos; de hecho, puede ser la única opción si uno quiere ver a un buen amigo como Dani.

Precisamente Dani me había acompañado el día anterior para cumplir con el propósito "oficial" de la visita: registrarme como residente en el Consulado Español en Londres. Muy convenientemente para mí, el Consulado está muy cerca de la estación de Victoria, a la que llega el bus desde Bristol. Y no tan convenientemente para los contribuyentes españoles, está situado en el carísimo barrio de Chelsea, que se caracteriza por los coches de lujo, las boutiques selectas y los áticos lujosos al estilo El Lobo de Wall Street. El edificio era bonito, eso sí. Como llevaba todos los documentos en regla, el trámite fue rápido, así que ya soy a todos los efectos residente en Reino Unido. Eso da que pensar, desde luego, y uno se pregunta si puestos a emigrar, he ido a parar a un buen sitio. Pensándolo bien, yo diría que la vida se ha portado bien conmigo: aquí todo ha cambiado para mejor desde que adelantamos los relojes una hora, con días más largos, menos lluviosos y con temperaturas más agradables. Yo aún seguiré en esa tendencia ascendente cuando, esta misma semana, adelante otra hora mi reloj y ponga rumbo a Murcia para pasar allí unas merecidas vacaciones...
 
Pero antes de eso, hoy quiero profundizar un poco en la cultura que me rodea por estas tierras, y para ello he seleccionado unas cuantas viñetas (podéis encontrar más en el siguiente enlace: http://www.lgpcards.co.uk/postcards.html). Me han hecho gracia y, aunque unas son más exageradas que otras, todas las que he incluido tienen algo de verdadero en mi opinión. Vamos allá...
 
Empezaré por las formas, que aquí se cuidan muchísimo. Los ingleses utilizan una sonrisa y entonación estándar en la gran mayoría de sus conversaciones. Para muchos es extremadamente importante saludar y preguntar cómo estás, para que les contestes que "bien, gracias", les devuelvas la pregunta, ellos te den idéntica respuesta..., y luego nada más, si acaso alguna queja acerca del tiempo. Sin exagerar, he presenciado o participado ya en centenares de conversaciones así. Supongo que de ahí les viene a los habitantes de esta isla su fama de flemáticos: mantener la compostura siempre, pase lo que pase. Por eso en esta primera viñeta aparece un hombre ahogándose y pidiendo ayuda a gritos, mientras el señor inglés y su perro pasan de largo. Error. La actuación correcta, según los autores, sería interpelar al transeúnte con una sonrisa y un "disculpe, señor. Siento muchísimo molestarle, pero me preguntaba si le importaría ayudarme un momento, siempre que eso no suponga un problema, por supuesto". Lo sé, te estás ahogando, pero ¡fíjate qué bien dispuestos están ahora el señor y su mascota, ya les puedes pedir lo que necesites!
 
En esa misma línea, los ingleses se lo piensan muy mucho antes de insultar o criticar a alguien abiertamente. Dicho en otras palabras, mienten como bellacos. En esta escena hay una pareja claramente descontenta por la calidad de la comida que les han servido en el restaurante. El hombre se queja de que su carne está tan dura como unas botas viejas, y de que el vino es pésimo y ni siquiera del tipo que había pedido, mientras que la mujer afirma que el pescado está insulso, la guarnición está fría e incluso hay un gusano en la ensalada. Pero cuando llega el camarero a preguntarles si están disfrutando la cena, los dos se deshacen en elogios con su mejor sonrisa. Por si os parece una barbaridad, os diré que los camareros suelen pasarse por las mesas durante la cena para preguntar a los clientes (con más frecuencia que en otros países, diría yo), y que yo estuve en una escena casi calcada hace sólo unas semanas cuando pedimos unas "hamburguesas especiales" que alguno ni siquiera se pudo acabar...
 
Otro aspecto que da mucho juego, como ya he comentado alguna vez, es el idioma. Hay algunas cosas que conviene aprender lo antes posible, es lo que en esta viñeta llaman el "inglés de supervivencia". El ejemplo es el de un turista que está en el metro de Londres escuchando incesantemente el aviso "mind the gap". Está intrigado porque no entiende a qué se refiere esa advertencia, aunque no tardará en averiguar que se trata del hueco que suele quedar entre el vagón y la acera...
 
Puedo decir por experiencia que las conversaciones telefónicas en inglés dan lugar a muchos malentendidos, sobre todo en los primeros meses. En esta viñeta hay un hombre preocupado porque pidió una habitación con camas gemelas, pero parece que ha habido una confusión...
 
Y qué decir de la vida nocturna... Un aspecto que llama la atención enseguida es ver cómo, en pleno invierno, los ingleses y (sobre todo) las inglesas se pasean los sábados por la noche con vestidos de palabra de honor con minifalda y camisetas de manga corta. De ahí el asombro del protagonista de la viñeta, que está concluyendo que los británicos son más calurosos de lo que él pensaba, mientras el portero no deja entrar a una chica por ir demasiado abrigada.
 
Siguiendo con la marcha, los británicos tienen una (muy merecida) fama de beber como cosacos. Este diagrama presenta la proporción de masa corporal destinada al almacenaje de alcohol en un bebedor continental promedio (izquierda) y en un bebedor británico voluminoso (derecha). Abajo hay una nota de salud y seguridad que dice: "los extranjeros NO deberían intentar copiar nuestra forma de beber. Los británicos se han ido acostumbrando a ello tras muchas generaciones; sin el entrenamiento adecuado, esta práctica puede tener consecuencias desastrosas para constituciones físicas más endebles".
 
Para terminar, mi favorita. El mensaje de esta viñeta es que, dejando a un lado el tiempo, la comida, el alojamiento, la campiña, la gente y el idioma, ¡estoy pasándolo genial aquí! Curiosamente, esta postal la vi por primera vez hace tres años, y me hizo tanta gracia que decidí comprarla como recuerdo chistoso de mi visita a... Bristol. La vida se porta bien conmigo, lo he dicho antes, pero también me gasta bromitas de vez en cuando...