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lunes, 25 de noviembre de 2013

Aventureros

Hace unos días me escribió mi compañero Trano contándome que ha encontrado un buen trabajo. Esas noticias siempre alegran, pero el caso de Trano es especial: nos conocimos cuando ambos estábamos empezando el doctorado, y hemos sido después compañeros de facultad al poco de acabarlo. Trabajamos en cosas parecidas, tenemos perfiles parecidos, y a los dos nos atraía la idea de probar suerte fuera dado que las oportunidades para los investigadores en España no son muy halagüeñas a día de hoy. Trano se va nada menos que a Canadá, desde donde quizá vaya relatando también sus aventuras en un blog. Yo lo animo desde aquí, se pasan buenos ratos escribiendo un blog: no hay presiones, no hay deadlines, nunca te rechazan los artículos...
 
La noticia de Trano y la gran aventura que ahora empieza para él me dio la idea de este post. No es el único aventurero del que he tenido noticias últimamente. En mi lista de blogs, donde con el tiempo he ido acumulando un poco de todo, añadí hace poco el de un bristoliano que está narrando su experiencia de 12 semanas en Sierra Leona. Lleva allí alrededor de un mes, escribiendo casi todos los días y contando cosas que le hacen a uno darse cuenta de que vivir es algo que se puede hacer de muchas maneras, y que cosas que aquí damos por sentadas en otros sitios son bienes preciados o incluso inalcanzables.
 
Pues sí, dos relatos que ilustran lo primero que me viene a la cabeza cuando pienso en aventuras: explorar lo desconocido. Aunque si lo pienso con más detalle, lo que para mí realmente define a una persona aventurera es la valentía, el coraje, la capacidad de sobreponerse a las dificultades. Esos valores están presentes en los protagonistas de estas dos historias, pero también en mucha gente que conozco, y me gusta pensar que cada vez más. Los tiempos que vivimos obligan a ello, desde luego. Por eso, desde aquí quiero rendir un pequeño homenaje a todos esos héroes del día a día, que encuentran trabajos donde parece que no hay, que hacen malabarismos con el tiempo y el dinero, que siguen encontrando motivos para esbozar una sonrisa y contagiar a los de su alrededor. Dicen que hace más el que quiere que el que puede, y yo creo que es verdad. Hoy en día, creo que muchas vidas son una pequeña aventura, así que os animo a compartir las vuestras. A mi correo le encanta recibir e-mails de gente conocida, y yo lo consulto con la misma asiduidad con la que ignoro el resto de medios de contacto. Y también están los blogs, ¿por qué no? Mientras tanto, yo os seguiré contando mis peripecias desde Bristol...

sábado, 16 de noviembre de 2013

Planes de finde

Dos meses después, algo parecido a la rutina empieza a asomarse por mi vida inglesa, y lo hace en forma de mucho trabajo, lo cual deja margen para poco más durante el resto del día..., o de la noche, ya que la luz natural se acaba ya en torno a las 17 horas. Por ello, los fines de semana se pillan con muchas ganas. Llevaba tiempo queriendo actualizar el blog, así que aprovecharé hoy este ratito para contaros cómo van los findes por aquí...
 
Este mes empezó con fiesta en España. Aquí el 1 de noviembre es laborable, y yo fui con mucha ilusión al trabajo sabiendo que ese viernes saldría un poco antes para ir a recoger a Brandon. Probablemente sea mi amigo más internacional: es canadiense (aunque hace poco le concedieron la nacionalidad irlandesa), nos conocimos en Holanda y actualmente trabaja en Suecia. Aprovechando que estamos muy cerca - según su concepto norteamericano de las distancias - se vino a pasar unos días en la isla para visitar a varios amigos en Londres y a mí en Bristol. Llevábamos más de tres años sin vernos en persona, pero parecía que no hubiera pasado ese tiempo. Lo llevé a tomar unas pintas, como no podía ser de otra forma, a The Canteen para ponernos al día. A Brandon le gusta el país en el que vive ahora (y las chicas), pero también piensa que la gente allí es muy fría, por lo que no tiene intención de prorrogar su contrato cuando termine el próximo verano. Está intentando aprender sueco, pero no parece un idioma fácil y, además, vive en un lugar donde casi todo el mundo habla inglés sin problemas, lo cual no le ayuda nada en su proyecto. Esa noche le presenté a varias personas a las que he conocido aquí, como mi amigo mexicano Alexandro, que nos acompañó en parte de la ruta del día siguiente. A Brandon y a mí nos encanta caminar y ver cosas, así que nos dimos una buena caminata y pude enseñarle casi todos los rincones que me gustan en esta ciudad. El tiempo estuvo "muy inglés", pero cuando acabamos el tour y reponíamos fuerzas en uno de los pubs más antiguos de Bristol, me dijo con voz solemne: "amigo, has venido a vivir a una ciudad preciosa".  
 
El pasado finde hice mi primera escapada desde que llegué aquí. El lugar elegido fue Londres, a menos de dos horas en tren, y donde vive desde hace más de dos años el upecetero Dani, al que tengo la suerte de conservar como amigo desde que fuimos compañeros en el instituto. Hace tiempo que tenía ganas de visitarle, y después de la experiencia seguramente no será la última vez. Dani vive en la Zona 1 de Londres, con su novia y otras dos chicas españolas. Su calle termina en Hyde Park, y allí fue donde comenzamos nuestro tour, que fue otra buena caminata. Yo sólo había estado en Londres un par de veces casi de pasada, así que Dani hizo una estupenda labor de guía y me llevó a lugares tan emblemáticos como el Buckingham Palace y el English Parliament con su archiconocida torre, entre otros. Pasé el finde rodeado de españoles, lo cual ciertamente echaba de menos, y pude experimentar por un par de días la vida en una gran ciudad, cogiendo el metro varias veces y encontrando espectáculos callejeros casi en cada esquina de las calles más céntricas. En esta época tiene lugar el encendido de las luces de Navidad en distintas partes de Londres, lo cual es todo un acontecimiento para el que traen a varios famosos. Nosotros vimos actuar, entre otros, a Emma, de las Spice Girls (en realidad, es la única a la que yo pude reconocer, lo cual me hace plantearme muchas cosas sobre mi vida). Gracias a Dani y los demás paisanos conocí también la cadena de pubs Wetherspoon, que para mí felicidad también está en Bristol. Y el domingo aún tuvimos tiempo de pasear por la City of London, bajo la siempre bienvenida luz del sol.
 
Y ahora, al tiempo que escribo esto, me espera otra interesante velada de pubs. Primero veré a Alexandro, el único amigo que tengo por el momento en el coro universitario al que decidí apuntarme. Luego esperamos unirnos al grupo de Pedro, uno de los murcianos que ya estaban aquí cuando yo llegué, y que seguro que tiene algún sitio interesante al que llevarnos...

 
 

domingo, 3 de noviembre de 2013

Like a sir


Coincidiendo con las primeras vacaciones escolares de Alex, Kristina pidió unos días libres en el trabajo para emprender un emocionante (y agotador) viaje hasta Hamburgo y volver - hoy mismo - con el coche cargado hasta los topes. Por delante, más de 1000 kilómetros atravesando Bélgica y Holanda por carretera para ellos; y para mí, más de una semana para experimentar cómo es eso de vivir en tu propia casa en este país. Globalmente, diría que como aprendiz de sir el balance ha sido positivo. Mi to-do list incluía dejar la casa intacta, relacionarme con los vecinos de la zona, adentrarme en la cultura británica e invitar a alguien a tomar el té en casa. 3 de 4 al final.
 
El estrechamiento de las relaciones con los vecinos fue de menos a más. Kristina me había aconsejado que pasase a saludar a la mujer mayor de la casa contigua, y así lo hice. Como respuesta a mi improvisada y sonriente presentación obtuve un "ah, muy bien" y dos frases educadas antes de cerrar la puerta. Un comienzo gris y poco prometedor, y menos aún cuando ese mismo lunes me encontré con un temporal de lluvia y viento mientras se acercaba la hora de salir de trabajar, y yo sin abrigo ni paraguas. Entonces apareció Jan, vecina de barrio y de oficina, con las llaves de su coche en la mano y una cálida sonrisa mientras se ofrecía a llevarme a casa. Esta semana he vuelto dos días con ella, y he tenido oportunidad de contarle cómo me va por aquí y de escuchar algunas historias, no siempre alegres, sobre su vida y su familia.
 
La inmersión en la cultura inglesa la llevo bien también. Llegan cartas a mi nombre a casa, tengo mi abono de transporte y, como os comenté en otra entrada, ya he realizado los trámites básicos para iniciar una vida aquí. El avance de esta semana ha sido aprender a reciclar. El sistema tiene similitudes con el español, pero también diferencias. Por ejemplo, el cartón y el papel van a contenedores separados,, y el plástico que no sea transparente no se recicla. Los demás envases sí, pero se enjuagan antes de desecharlos (yo esto no lo había hecho en la vida, aunque supongo que es buena idea). También hay compartimentos para ropa y zapatos, y un contenedor para la basura orgánica. Y todo eso se saca a la calle cada miércoles por la noche. Los desechos que no entran en ninguna categoría van al contenedor negro tradicional. Este contenedor - quizá para asegurarse de que la gente se toma en serio eso de reciclar - sólo se recoge cada dos semanas.
 
¿Qué más? Aquí tuvimos huelga del sector educativo el jueves, una semana más tarde que en España. El principal motivo de queja son los salarios. Para más detalles, podéis mirar este enlace:
 
Y ya, para terminar, ejercí de anfitrión con Brandon, quien gustosamente aceptó un té al estilo inglés (con un poco de leche) en el desayuno. Esto ya lo dejaré para otra entrada. Si no conocéis o recordáis a mi buen amigo Brandon, mi otro blog está lleno de detalles sobre cómo nos conocimos en Holanda, y cómo fui a visitarle a Canadá tras apostar por el ganador del Mundial de Sudáfrica. Nunca me he alegrado tanto de perder una apuesta...