Ronaldo llegó en la madrugada del martes al miércoles a la ciudad de Bristol, con su sombrero vaquero y una sonrisa de oreja a oreja mientras se aproximaba a su amigo español con los brazos abiertos. Se disculpó por el retraso de más de una hora y aprovechó para agradecerle en persona los trámites realizados para que tuviera un número de teléfono inglés y una cita para conseguir el National Insurance Number al día siguiente de su llegada, ya que eso debería facilitar su misión de pasar el verano trabajando en Bristol. Llevaba casi todo el día sin comer y compró un kebab en el puesto de unos turcos, de los que pronto se hizo amigo. Y para que Jose se tranquilizara y viera que tenía un plan para subsistir, le mostró el contenido de una de las bolsas, en la que llevaba 4 cartones de tabaco portugués para venderlo en el Reino Unido. La respuesta un suspiro y una cara de circunstancias.
A la mañana siguiente, aún cansado por el viaje y las pocas horas de sueño, Ronaldo asistía durante el desayuno a una explicación pormenorizada de los trámites del día. Su cara tenía esa expresión distraída de los alumnos durante una clase que no les interesa particularmente y que esperan que nunca les hará falta en la vida. Jose hizo especial hincapié en la conveniencia de llegar puntual a la entrevista para el National Insurance Number en Swindon, ya que los funcionarios británicos suelen ser poco flexibles con los ciudadanos que se retrasan. Un rato después, Ronaldo estaba montado en un tren en dirección contraria a la del lugar de la entrevista, y llegó allí media hora más tarde de lo acordado. Sin embargo, con su don de gentes rápidamente se hizo amigo del guardia de seguridad ghanés, consiguió que le atendieran y hasta se permitió alguna broma sobre la actuación de Inglaterra en el Mundial que a punto estuvo de costarle un disgusto.
Por la tarde, se hizo la hora de que Jose saliera del trabajo, y juntos fueron a un bar cercano para ver fútbol. Allí les esperaba Kristina, que buscaba alguien dispuesto a cuidar de su gata y su jardín mientras ella estuviese fuera. Ronaldo tenía experiencia en ambas labores y quería alquilar una habitación en una casa donde pudiera mantener conversaciones interesantes, así que no fue difícil que llegasen a un acuerdo. Después de cerrar el trato tuvo lugar la prematura eliminación de España en el Mundial ante Chile. Ronaldo, que nunca ha visto ganar a Portugal una competición internacional, aconsejaba a Jose no ser demasiado crítico con esos chicos que habían dado tantas alegrías a los españoles durante los últimos 6 años.
Del resto de la semana, podríamos destacar que Ronaldo cenó en Sea Mills el jueves, y que allí conoció al "pequeño terrorista", que es como ha decidido bautizar a Alex. Y que, sin ni siquiera tener un CV traducido al inglés, el viernes tuvo su primera entrevista de trabajo y ganó la competición por el puesto a tres ingleses, por lo que fue citado para el lunes para recibir formación en su nuevo puesto como recaudador de fondos para una ONG. Por la noche lo celebraron con unas cervezas, y como en el lugar también buscaban un camarero, Ronaldo se acercó a interesarse por la vacante. Sin embargo, tenía el ánimo bromista y terminó elogiando y acariciando la barba del encargado del bar ante la mirada divertida de Jose y sus compañeras de trabajo; para entonces, estas últimas entendían por qué Jose les había dicho que "tampoco hacía falta que Ronaldo encontrase un trabajo precisamente en su mismo centro". Y antes de trasladarse a su nueva residencia en Sea Mills, Ronaldo aprobó que se escribiera sobre él en este blog. A fin de cuentas, no es la primera vez...