
Coincidiendo con las primeras vacaciones escolares de Alex, Kristina pidió unos días libres en el trabajo para emprender un emocionante (y agotador) viaje hasta Hamburgo y volver - hoy mismo - con el coche cargado hasta los topes. Por delante, más de 1000 kilómetros atravesando Bélgica y Holanda por carretera para ellos; y para mí, más de una semana para experimentar cómo es eso de vivir en tu propia casa en este país. Globalmente, diría que como aprendiz de sir el balance ha sido positivo. Mi to-do list incluía dejar la casa intacta, relacionarme con los vecinos de la zona, adentrarme en la cultura británica e invitar a alguien a tomar el té en casa. 3 de 4 al final.
El estrechamiento de las relaciones con los vecinos fue de menos a más. Kristina me había aconsejado que pasase a saludar a la mujer mayor de la casa contigua, y así lo hice. Como respuesta a mi improvisada y sonriente presentación obtuve un "ah, muy bien" y dos frases educadas antes de cerrar la puerta. Un comienzo gris y poco prometedor, y menos aún cuando ese mismo lunes me encontré con un temporal de lluvia y viento mientras se acercaba la hora de salir de trabajar, y yo sin abrigo ni paraguas. Entonces apareció Jan, vecina de barrio y de oficina, con las llaves de su coche en la mano y una cálida sonrisa mientras se ofrecía a llevarme a casa. Esta semana he vuelto dos días con ella, y he tenido oportunidad de contarle cómo me va por aquí y de escuchar algunas historias, no siempre alegres, sobre su vida y su familia.
La inmersión en la cultura inglesa la llevo bien también. Llegan cartas a mi nombre a casa, tengo mi abono de transporte y, como os comenté en otra entrada, ya he realizado los trámites básicos para iniciar una vida aquí. El avance de esta semana ha sido aprender a reciclar. El sistema tiene similitudes con el español, pero también diferencias. Por ejemplo, el cartón y el papel van a contenedores separados,, y el plástico que no sea transparente no se recicla. Los demás envases sí, pero se enjuagan antes de desecharlos (yo esto no lo había hecho en la vida, aunque supongo que es buena idea). También hay compartimentos para ropa y zapatos, y un contenedor para la basura orgánica. Y todo eso se saca a la calle cada miércoles por la noche. Los desechos que no entran en ninguna categoría van al contenedor negro tradicional. Este contenedor - quizá para asegurarse de que la gente se toma en serio eso de reciclar - sólo se recoge cada dos semanas.
¿Qué más? Aquí tuvimos huelga del sector educativo el jueves, una semana más tarde que en España. El principal motivo de queja son los salarios. Para más detalles, podéis mirar este enlace:
Y ya, para terminar, ejercí de anfitrión con Brandon, quien gustosamente aceptó un té al estilo inglés (con un poco de leche) en el desayuno. Esto ya lo dejaré para otra entrada. Si no conocéis o recordáis a mi buen amigo Brandon, mi otro blog está lleno de detalles sobre cómo nos conocimos en Holanda, y cómo fui a visitarle a Canadá tras apostar por el ganador del Mundial de Sudáfrica. Nunca me he alegrado tanto de perder una apuesta...
¡¡Jose!! Estamos Nati y yo (Lucía) "trabajando" y en un descanso has salido en la conversación y... nos hemos animado a echar un ojo a las novedades de tu blog.
ResponderEliminarNos alegramos de que estés bien e introduciéndote con éxito en la cultura inglesa, lo cual no es fácil para muchos.. :)
¿Por qué está Brandon en Bristol? Qué fuerte, nO??
Bueno... que te vemos en nada... ¿qué día llegas, o te pasarás por la Uni?
Besitos
Nati & Lucía
Hola a las dos! Sí, incluso la cultura inglesa tiene cosas buenas, jaja. Ya queda poco para Navidades, y este año las voy a pillar con muchísimas ganas. Nos vemos prontito, un par de abrazos grandotes!
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