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sábado, 31 de diciembre de 2016

Despidiendo el 2016

Creo que este año ha sido uno de los más bonitos de mi vida, así que he decidido hacer un sencillo ejercicio: escribir algunos recuerdos agradables de cada uno de los meses del año. Los resultados, más abajo, muestran que este año he viajado muchísimo, pero que sea donde sea, la mayoría de mis recuerdos preferidos están junto a mis seres queridos: mi familia, mi compañera y mis amigos.

ENERO
Lyndsey aterriza por primera vez en la Península Ibérica el día de Año Nuevo. Disfrutamos de un tiempo maravilloso, tanto que nuestra primera comida del año es una paella a la orilla de la playa en Santa Pola. Días después, es divertido ver cómo las barreras de idioma con mi familia se pueden saltar a base de sonrisas y achuchones. También está Emma, con su disfraz de Mamá Noel que habla por sí mismo.

De vuelta en Bristol, mi regalo de Navidad es un concierto de música clásica en Colston Hall. Las sinfonías de Mozart suenan como música celestial para mis oídos, tanto que me han acompañado durante muchas horas de trabajo a lo largo del año. Quizá influyera que el anterior concierto fueron Slipknots en Cardiff. ¿Adivináis cuál de los dos conciertos fue idea de Rich?

FEBRERO
Un fin de semana en Londres, que ya se echaba en falta. Allí nos esperan Dani, con muchas ganas de conocer a Lyndsey, y mi hermana Esther, que está visitando a unas amigas y es el gran motivo del viaje. Regreso al British Museum y a la National Gallery, donde admiramos uno de los ejemplares de Los Girasoles del gran Vincent Van Gogh. También probamos por primera vez Airbnb, una empresa basada en la confianza. La experiencia es tan buena que repetiremos en los viajes sucesivos.

Juego mi primera partida de snooker. Después de años viéndolo por televisión, le enseño a Lyndsey las reglas, y después ella me da una paliza. 

MARZO
Mi primer viaje de trabajo del año es un curso de formación en Birmingham. El número de proyectos en los que estoy involucrado ha crecido exponencialmente en poco más de un año, y este viaje supondrá un cambio en la forma de ver y organizar mi trabajo. Allí, los ponentes más prestigiosos son Julian y Wolfgang, que me invitará a visitarle en su ciudad natal unos meses más tarde.

Lyndsey da un concierto con su banda de soul en un pub de Bristol. Sentado junto a su madre y sus mejores amigos, es la despedida perfecta antes de volver a Murcia por Semana Santa. Allí, mi familia y amigos me esperan para disfrutar de las Fiestas de Primavera, el sol y otras bendiciones de nuestra tierra. 

ABRIL
Rich ha comprado entradas para ir a un concierto de tributo a Metallica. Es mi mejor amigo inglés, y cuando llega con casi dos horas de retraso (¿qué es eso de la puntualidad británica?), justo antes de la banda principal, tengo ganas de matarlo, pero va tan borracho que es imposible tomarle demasiado en serio. Hay vídeos memorables de esa noche, con este gigantón asustando a las mujeres de la sala (sin mala intención) y haciéndose amigo de todos los hombres, tanto que al final del concierto decidimos mantearlo.

Lyndsey y yo terminamos este mes con un precioso fin de semana en París. Allí nos espera una ciudad espectacular, llena de turistas ávidos como nosotros de explorar los museos y palacios y explorar una de las urbes más emblemáticas y cinematográficas del mundo. Y allí están también pasando el curso Ronaldo y Alba, con quienes compartimos una velada inolvidable en un restaurante con piano de Montmartre.

MAYO
A mitad de mes, Mark nos comunica que se irá a vivir a Oxford por trabajo. Junto con Alexandro, hemos formado un trío instrumental amateur y hemos pasado meses reuniéndonos para tocar y pasar un buen rato. El último ensayo es muy divertido y se convierte en ese concierto que nunca llegamos a dar (quizá fuera mejor así).

Este mes termina con otro viaje al Lake District, un precioso y enorme espacio natural al noroeste de Inglaterra. Lyndsey creció cerca de esta zona, así que es la guía perfecta para descubrir rincones encantadores y degustar algunas de las especialidades gastronómicas locales. ¿Quién dijo que en Gran Bretaña siempre se come mal? 

JUNIO
Viajo por trabajo a Maastricht, un agradable reencuentro con otro capítulo bonito de mi vida, al que le dediqué mi primer blog. Mis mejores amigos de aquella etapa, Brandon, Simon, Brad y Anthony, están entusiasmados de recibir fotos y anécdotas. En el día a día, me siento honrado de trabajar cara a cara de nuevo con Wolfgang, que se encarga de que no me falte de nada y me invita a cruzar la frontera para pasar unos días con él y su encantadora familia en Alemania. Y como solo hay vuelos directos desde Amsterdam, Lyndsey se anima a pasar por allí un fin de semana antes de regresar juntos. Allí nos espera otro de los ejemplares de Los Girasoles (hay cinco en total), esta vez en el Museo Van Gogh.

Esther viene a visitarme en Bristol un fin de semana. Son días muy especiales, ya que Lyndsey y yo hemos decidido irnos a vivir juntos y estamos de mudanza. Muchos amigos vienen a la barbacoa que hemos organizado como housewarming party. También está Kristina, que me abrió las puertas de su casa a mi llegada a Reino Unido y está feliz de bendecir nuestro nuevo hogar.

JULIO
Este mes hay dos congresos en Florencia y Mallorca. El primero será una oportunidad estupenda para aprender de algunos de los mejores especialistas en mi área, y llegamos con unos días de antelación para explorar la Toscana. El segundo será un reencuentro con muchos colegas a los que llevaba tiempo sin saludar. Se hace raro venir a España sin pasar por Murcia, pero nací en un país tan bonito que no me canso de seguir explorándolo a la mínima oportunidad.

Celebro mi cumpleaños en Rhossili Bay, al sur de Gales. Es una de las playas más bonitas que he visto jamás, y como hace buen día (eso aquí significa en verano sol y unos 20º), me zambullo en el Atlántico una vez más.

AGOSTO
Lyndsey también tiene pensada una aventura para celebrar su cumpleaños. Consiste un viaje a Bath..., ¡en bicicleta! Su madre viene a visitarnos esos días para pasar tiempo con nosotros y conocer lo que estamos convirtiendo en nuestro nuevo hogar. Bueno, y para llenarnos el frigorífico de productos frescos locales.

Y claro, en agosto también toca pasar un tiempo en La Manga, como cada verano de mi vida. Además de disfrutar de mi familia cada día, cruzo el Mar Menor para visitar a Juanma, justo antes de que regrese a la isla en la que los dos vivimos ahora. Bernardo, otro buen amigo que ha ampliado fronteras, cruza el Puerto de la Cadena para venir a pasar una tarde juntos. Y Lyndsey viene unos días para conocer nuestras playas y bañarse por primera vez en nuestro Mar Mediterráneo.

SEPTIEMBRE
El mes arranca con un fin de semana en Bridgnorth y Shrewsbury, dos pueblos de las Midlands inglesas que bien merecen una visita. Después del caluroso verano murciano, se agradece pasear unos días por la verde campiña en un ambiente de paz y sosiego.

Comienzo mi cuarto curso en Bristol con una sensación de arraigo desconocida hasta ahora. Me he ganado un sitio en el trabajo, y a la vuelta tengo alguien que me espera y con quien estoy pasando una etapa inolvidable. Tenemos un grupo de amigos a los que vemos con frecuencia, y seguimos planeando visitas a nuestras ciudades de nacimiento donde nuestros padres nos reciben con los brazos abiertos.

OCTUBRE
Viajo por trabajo a Madrid, ciudad que llevaba mucho tiempo sin visitar. Siento que he crecido como profesional y es muy bonito participar en la dinámica de las universidades españolas en calidad de especialista.

En Bristol, Miguel se ha convertido en mi compañero de gimnasio. Para él también es una año muy especial, ya que acaba de cumplir 40 y hemos hecho una colecta en el departamento para pagarle un viaje a su Chile natal por Navidad, cuatro años después de su última visita.

NOVIEMBRE
El mes comienza con un congreso en Viena. Lyndsey viene conmigo para cerrar nuestra particular gira europea, y también llegamos antes para disfrutar de los mercados de la ciudad, que son un auténtico cruce de civilizaciones; de la tradición de música clásica de la ciudad, con Mozart como máximo exponente; y de la delicia de pasear por una ciudad señorial y llena de buenos restaurantes.

A la vuelta, hago un esfuerzo para visitar a Brandon y Simon en Dublín. Mis amigos canadienses tienen muchas cosas que contarme y alguna broma para darme la bienvenida. Es nuestra primera visita en la isla, a pesar de que Brandon tiene pasaporte irlandés por sus antepasados. La ciudad nos espera con un aire solemne - se cumplen 100 años de la independencia del Reino Unido - y con ese ambiente único de los pubs de esta zona, que bien merecen un brindis con Guinness.

Mientras tanto, sigo con atención los movimientos de mis amigos. Álex ha vuelto de China, después de año y medio. Bernardo sigue en Alemania, creciendo profesionalmente cada año, al igual que Lucía en Australia. Ronaldo se ha ido a Senegal para terminar su máster en estudios africanos. Juanma se está asentando en una zona distinta de Gran Bretaña. Y otros, como Jorge, Mario y Jesús, salen adelante en Murcia. Estoy deseando verles a todos por Navidad.

DICIEMBRE
Lyndsey y yo pasamos nuestro particular día de Navidad en York, una ciudad del norte que está muy bonita por estas fechas. Me han invitado a muchas cenas de Navidad en Bristol, y la que más ilusión me hace es la de mis antiguos compañeros de piso.

De vuelta en Murcia, es emocionante comprobar cómo Emma, a la que este verano llevábamos en brazos de un sitio a otro, ya corretea por todos lados manteniendo ocupados a todos los adultos que hay a su alrededor. Los demás están bien, aunque las inundaciones le han causado a Pedro unas Navidades con el brazo en cabestrillo. Son días alegres, llenos de puestas al día con amigos y compañeros a los que llevaba tiempo sin ver. Es interesante escuchar las historias que cada uno trae, y ver cómo todos vamos saliendo adelante por distintos caminos. Nadie tiene una vida perfecta, pero todos tenemos lo suficiente para ser felices.

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Y en Murcia sigo, a punto de despedir el año y de regresar a Gran Bretaña. Me siento afortunado por haberme criado en esta tierra, a la que siempre tengo ganas de volver, aunque sea de visita. Y también, después de un año de noticias políticas inesperadas donde la inmigración es cada vez un asunto más polémico y problemático, me gusta pertenecer a ese enorme grupo de valientes que cruzan fronteras para encontrar lo que no nos pudieron ofrecer en nuestros países de origen.

Feliz 2017 a todos y todas.

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