Como sabéis, las relaciones entre algunas regiones del Reino Unido son algo difíciles. Mi compañero de piso Richard, que al parecer no tiene un acento inglés demasiado distintivo, me contaba que hace unos días estuvo en Gales con su novia, y que el camarero al principio les atendió muy amablemente. "Sin embargo, en cuanto se enteró de que era inglés se retiró rápidamente y luego tardó una eternidad en traernos la cena". Esa misma noche terminó entablando conversación en la barra con un escocés que había vivido muchos años en Londres, y que en confianza le aseguraba que "esto me gusta mucho más, porque aquí puedes esconderte de los putos ingleses". Pues sí, parece que los ingleses son mirados con recelo por el resto de los británicos. Y sin embargo, en el día a día conviven y se mantienen como una potencia mundial. ¿Cómo se las arreglan para liberar las tensiones que no consiguen ahogar en pintas y pintas de cerveza?
Como gran aficionado al deporte que soy, me he pasado muchas horas de mi vida entretenido practicando deportes, y muchas más viendo competiciones deportivas en la tele. Aunque vivimos tiempos en los que los deportes más populares se han ido convirtiendo en negocios muy rentables, pienso que la verdadera esencia del deporte no tiene nada que ver con eso, y sí con transmitir valores como la superación y el espíritu de equipo. También me gusta pensar que el deporte sirve para resolver conflictos de forma pacífica, e incluso conozco algunas historias en las que el fútbol contribuyó a evitar o frenar un conflicto armado (como la del marfileño Didier Drogba, que tuvo un papel importante para acabar con la guerra civil en su país; si os interesa la historia, os recomiendo este enlace). Y en esa misma línea, yo veo en el torneo Seis Naciones de rugby una vía de escape para que cada año Francia, Irlanda, Gales y Escocia ajusten cuentas pendientes con Inglaterra, con los italianos como convidados de piedra. Mi amigo Richard estaba de acuerdo con esta idea el otro día, y añadió que cada año los pubs se llenan de gente dispuesta a celebrar como algo propio una derrota de Inglaterra en el torneo, o la victoria final por parte de cualquier otro equipo. No obstante, Richard no estaría de acuerdo si leyese esta entrada en la que hablo de fútbol y rugby en el mismo párrafo. Él ya hace tiempo que me transmitió una de las frases proverbiales del auténtico aficionado al rugby: "el fútbol es un deporte de caballeros jugado por hooligans; el rugby es un deporte de hooligans jugado por caballeros".