Sábado por la noche en casa, ¿qué me está pasando? Lleva todo el fin de semana lloviendo a cántaros (o como dicen los ingleses, lloviendo gatos y perros) y en el salón de mi nueva casa se está cómodo y calentito. También ayuda el haber estado casi toda la semana de viaje y levantándome entre las 4:30 y las 6 de la mañana. Y tenía ganas de añadir otra entrada, así que me he traído el portátil al salón donde Richard está viendo la tele. Richard me había invitado a salir con sus amigos esta noche, pero le he contagiado mi pereza y ahora está plácidamente ocupando un sofá con sus casi dos metros de estatura. Es lo más parecido que tengo a un amigo inglés después de vivir casi cinco meses en Inglaterra, así que os voy a hablar un poco más de él hoy...
Richard tiene un año más que yo y trabaja como ingeniero en Bath, adonde va todos los días en su moto, a menudo desafiando las condiciones meteorológicas de lluvia, viento y frío (aunque frío no nos ha hecho mucho por ahora). Eso es algo muy inglés, como también lo es engullir cada día un sándwich insulso a mediodía. Él, sin embargo, lo compensa con cenas copiosas y bastante elaboradas. Tiene que alimentarse bien, ya que va al gimnasio varias veces a la semana y está siguiendo un programa especial para tratar de ganar masa muscular y poder apuntarse a un equipo de rugby dentro de unos meses, una de sus pasiones. Yo también he aprovechado mi nueva localización para apuntarme al gimnasio, así que un tema del que Richard y yo hablamos a menudo son las agujetas, que en su caso son debidas a grandes esfuerzos y en el mío a una especie de alergia corporal a las pesas por ligeras que sean...
Richard tiene abandonada en su habitación una guitarra eléctrica imitación de la de James Hetfield, cantante de Metallica. Cuando la descubrí por casualidad acabamos hablando y descubriendo que tenemos gustos musicales parecidos. Me la prestó de buena gana, y yo la he cuidado bien hasta devolvérsela ayer después de haberme comprado una guitarra acústica de segunda mano que suena espectacular. Ahora dice que le han entrado ganas de volver a tocar, supongo que en eso comparto la culpa con su novia Sofía, que estaba delante durante el préstamo temporal y le animó a retomar la música. Sofía es griega y viene a veces los fines de semana. Sus visitas son agradables, ya que es una chica inteligente y sensata con la que da gusto conversar.

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